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A medida que avanzan los días, se sigue observando que la crisis del coronavirus está manejada a la medida de Madrid. Ya escribí otro artículo, insistiendo en la tesis por la que abogan muchos expertos: adaptar las medidas a cada territorio. No es igual la incidencia sanitaria y económica en Madrid que en Andalucía o en Canarias. Como no es igual la incidencia en las zonas urbanas y en las rurales. San Nicolás del Puerto no es como Madrid. Esa diferenciación ya la están aplicando en la mayoría de los países, pero aquí no se atreven por una falsa igualdad. El Gobierno no quiere asumir que los andaluces o los canarios tengan medidas más suaves. A pesar de que le puede costar casi 3.000 millones de euros a Andalucía, según algunos estudios.

La tasa de mortalidad de Madrid por cada 100.000 habitantes ha subido en los últimos días a 101 fallecidos, mientras que en Andalucía se mantiene en 11. Es decir, después del confinamiento (y de que en Madrid estén trabajando unas 300.000 personas a diario), la tasa de fallecimientos en Andalucía es la décima parte que en Madrid. Siempre con los datos oficiales, que como se sabe han sido cuestionados.

La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, dijo ayer que “la gente no es idiota”, al reconocer que hay diferencias de criterios dentro del Gobierno. Por eso, no deberían tratar a la gente como si lo fuera. Es absurdo que en Madrid cada vez haya más bullas en el Metro, mientras en pueblecitos de montaña o de mar (en algunos sin ningún fallecido) mantienen a los vecinos encerrados y no pueden pasear por el monte o la playa guardando las distancias.

En EEUU ya hay más muertos que en España, pero la tasa de fallecidos sigue siendo inferior. Donald Trump dará facilidades a los gobernadores de los estados para que apliquen medidas diferentes. No es lo mismo Nueva York, el epicentro de sus contagios, que Wyoming, Dakota del Norte, Montana o Virginia, donde apenas hay casos. En Alemania, Angela Merkel también ha asumido la libertad de los länders para las medidas. En algunos territorios van a reanudar clases y abrirán las tiendas. En China, aislaron Wuhan y la provincia de Hubei hasta la semana pasada, pero en Shanghái ya están abiertos los comercios y los bares desde final de marzo.

En cada país aplican las medidas adaptadas a sus realidades. Pero aquí no vemos criterios coherentes, ni sanitarios, ni económicos. Aumentarán los daños en las comunidades con tasas más bajas de coronavirus. Hace falta prevención, pero sin exagerar las medidas por intereses políticos.

José Joaquín León