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TODAVÍA hay políticos que actúan como si las obras públicas salieran gratis. Sobre todo en la oposición, porque cuando gobiernan y pagan se comportan al revés. Es lo que ha ocurrido en la autopista de peaje AP-4 entre Sevilla y Cádiz. Desde que ejercía Ana Pastor, del PP, como ministra de Fomento, ya anunciaron que el peaje terminaría en diciembre de 2019 y no sería prorrogado. Después, el ministro José Luis Ábalos, del PSOE, confirmó ese compromiso. Sin embargo, desde ayuntamientos como Los Palacios, han seguido pidiendo que se adelante el rescate, aunque faltan pocos meses. Olvidando que saldrá gratis, mientras que rescatarlo tendría un coste para todos los españoles, no sólo para los que pagan el peaje. Aunque ya se ha visto que gratis tampoco saldrá.

El Gobierno ha sacado a licitación el mantenimiento de la autopista, con la subrogación del personal que realiza las obras, y que está a cargo de la concesionaria. El Estado pagará 24,7 millones por la conservación de la autopista (una cantidad que hasta ahora se ha ahorrado) y que se suman a los 27,1 millones que costará mantener la AP-1 entre Burgos y Vitoria. Más de 50 millones, a los que se añadirán los derivados del fin del peaje en algunos tramos de la AP-7 del Mediterráneo. En total, unos 150 millones de coste, ampliables en el futuro.

A este aumento del gasto público, se añade que Abertis dejará de pagar impuestos por el peaje, que ahora abona al Estado. Y que en Bruselas están hartos de abonar fondos, mientras aquí las autopistas salen gratis y en casi todos los países europeos pagan, incluido el modelo portugués, que tanto gusta a Pedro Sánchez.

Además, en el plazo de un lustro, lo normal es que exista autovía completa de Sevilla a Cádiz, como alternativa a la autopista. Las obras en la A-4 avanzan. Ya hay otro tramo abierto. Terminar la autovía es fundamental para la Baja Andalucía y para conectar mejor la ribera del Guadalquivir y el puerto de Sevilla con los de Cádiz y Algeciras.

En esas condiciones, tener una autopista y una autovía entre Sevilla y Cádiz, ambas gratis, va a ser un lujo de las mil y una noches, con un alto coste, que el Gobierno (sea el que sea) sólo mantendrá durante unos meses. Ya se habla de fijar unos peajes blandos, a precios más baratos que los actuales, en las autopistas españolas. No se hagan ilusiones, porque las autopistas del futuro no saldrán gratis. Y la izquierda ultra será la primera defensora, porque dirán que han nacionalizado los peajes, y que ya no se forran las multinacionales.

José Joaquín León