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ALGUNOS pensarán ¿cómo es posible que titule un artículo El desastre deportivo, con la temporada que lleva el Cádiz CF? Es el líder indiscutible de Segunda, con 11 puntos de ventaja al segundo. Y el filial, en Segunda B (¿se acuerdan?), donde está manteniendo el tipo. Pues ese es el problema, precisamente, no que el Cádiz vaya tan bien, sino que el fútbol es el único deporte que interesa en la ciudad. Todo lo demás es como si no existiera. Deportes que en otras ciudades españolas son muy populares (y aquí también lo eran) como el baloncesto, el balonmano o el voleibol, permanecen fuera de la elite. Ningún banco, caja de ahorros ni empresa apuesta por ellos, como en otras ciudades. Es por motivos empresariales y económicos (no hay bancos ni multinacionales con sede central en Cádiz), pero también por las patéticas instalaciones deportivas.

Incluso en el fútbol no todo es de color rosa. Fíjense que el Cádiz B está compitiendo en Segunda B y no disputa sus partidos en la ciudad de Cádiz, sino en la ciudad deportiva que todo el mundo conoce como El Rosal, y que se encuentra en el término municipal de Puerto Real. Es más tedioso ir hasta allí que hasta Bahía Sur, donde juega el San Fernando, también en Segunda B. Con lo cual el filial cadista no recibe todo el apoyo que necesita en esa categoría.

Pero lo más grave es el lamentable estado de las instalaciones deportivas en Cádiz.  En los tiempos de Teófila Martínez, hicieron las obras del Nuevo Estadio Carranza (que algunos criticaron y hoy no se harían), pero no reconstruyeron el pabellón Fernando Portillo, ni buscaron una alternativa para esos deportes, más allá del complejo Ciudad de Cádiz, que fue construido en tiempos de Carlos Díaz, sobre todo para la natación. Sustituyó a la antigua Piscina Municipal, que estaba junto a la Bolera.

Cuando Kichi y los suyos llegaron al poder heredaron el Nuevo Estadio Carranza (sin videomarcadores), un solar en el Portillo, el complejo Ciudad de Cádiz y los pabellones de barrio, algunos con problemas. No era una maravilla, pero hoy están todavía peor, en general. En el Ciudad de Cádiz hay más goteras; y en el solar del Portillo hay más bichos y sigue sin verse un albañil.

Puede ocurrir que Kichi esté ocho años en la Alcaldía y se vaya sin inaugurar un pabellón decente. El Portillo fue cerrado en junio de 2008. Había sido inaugurado en 1969, cuando todavía estaba vivo Franco con su régimen. Ha dado tiempo hasta de trasladarlo en helicóptero. Y aquí han quedado los restos mortales de aquel pabellón.

José Joaquín León