ES una de las grandes curiosidades del Rocío de este año. La Hermandad de Triana vuelve a salir de la parroquia de San Jacinto, donde celebra la misa de romeros. Parece que hemos vuelto atrás en el túnel del tiempo. La parroquia trianera vive un periodo diferente, que es como un pasado recuperado. El Simpecado de Triana va a coincidir en San Jacinto con la Virgen de la Estrella. Dos de las grandes devociones marianas trianeras volverán a estar juntas, aunque sea por unos minutos, como era costumbre en otros tiempos, cuando ambas hermandades tenían allí su sede canónica.

Desde 1982 no se repetía esa estampa rociera. En ese periodo, el templo de San Jacinto adquirió una absurda fama de reducto anticofrade. La situación ha cambiado. El 1 de mayo regresaron temporalmente las imágenes de la Hermandad de la Estrella para recibir culto mientras duran las obras en su capilla. En esta mañana rociera es la Hermandad de Triana la que va a participar en un acto que aporta un simbólico reencuentro con sus raíces.

El actual párroco, el fraile dominico Javier Rodríguez, ha cambiado la visión que existía sobre San Jacinto. Es segoviano, y se ha esforzado por entender las costumbres sevillanas. Se ha adaptado a su destino. No sólo abriendo San Jacinto a sus antiguas hermandades, con un sentido fraterno de acogida. También colaborando con otras, en cultos, en misas para niños en la basílica del Gran Poder, etcétera. Yo escribí en otro artículo que no es un cura folklórico, en el sentido de que no se preocupa por el folklore capillita, pero sí que asume la realidad de las hermandades, que es la que es, ni más ni menos.

En aquellas polémicas disputas entre los frailes y las cofradías no se puede pensar que unos eran siempre los malos y otros los buenos. Conocemos casos de comportamientos insoportables, que no vienen a cuento. Sin embargo, las barreras de los viejos tiempos ya no tienen sentido, se pueden levantar con mutuo respeto. También para dar ejemplo en una sociedad que mira con lupa, y que se interesa más por una bronca que por la caridad fraterna.

Es normal que Triana vuelva a organizar su misa en San Jacinto y que la carreta con el Simpecado salga de su sede histórica. Hoy el camino de Triana vuelve a tener su punto de encuentro en San Jacinto. No sólo para iniciar una peregrinación en busca de la Blanca Paloma, sino también para reencontrar sus propias raíces. Es como renovar la fe de sus mayores, y atender el eco de antiguas oraciones, de otras generaciones de trianeros, de aquellos que rezaban a la Virgen del Rocío en San Jacinto.

José Joaquín León