ALGUNOS forasteros consideran una frivolidad que en Sevilla nos preocupemos por la Semana Santa y la Feria con la que está cayendo. Pero, si el Barça es algo más que un club, como se decía en Cataluña desde los tiempos de Franco, en Sevilla la Semana Santa es algo más que una fiesta desde los tiempos del cardenal Niño de Guevara, o por ahí; y la Feria desde el siglo XIX. Aunque ha sido en las últimas décadas (desde la Transición en adelante) cuando han alcanzado la dimensión tan masiva que tienen actualmente. Es decir, que con la democratización de la ciudad y del país crecieron en participación. Son fiestas democráticas y participativas, detalle que a veces se olvida. Pero sobre todo forman parte de la esencia de Sevilla.

Con la esencia hemos topado. ¿Y qué es la esencia?, preguntaría Pilato. Pues eso que José María Izquierdo y Joaquín Romero Murube, entre otros afamados exégetas de la sevillanía, consideraban como el alma de la ciudad. El alma, entendida como el sentimiento primordial que ayuda a definirla y a vivir al sevillano modo. Por supuesto, puede haber personas a las que no guste o incluso disguste (peor para ellos, que se lo pierden), y son respetables. Sin que eso signifique que la ciudad renuncie a su esencia por un capricho de alguien.

En el caso de la Semana Santa, sus raíces y sus fundamentos son religiosos, en concreto católicos, y en la Feria es profano. No obstante, se tiende a incluirlas en el mismo saco porque también funcionan como un motor económico para la ciudad. Para los hoteles, supone entre el 35% y el 40% de sus ingresos anuales, como ha explicado Manuel Córmax, presidente de los hoteleros sevillanos. Y genera ingresos directos o indirectos en muchos sectores económicos, como se sabe.

Ahora hay una polémica sobre el futuro de ambas fiestas. Hasta que descubran una vacuna o un tratamiento más eficaz contra el coronavirus, las autoridades no van a permitir ninguna bulla. Hay rumores de que a las personas mayores (¿mayores de cuántos años?) les van a recomendar que permanezcan voluntariamente confinadas, por su seguridad, cuando rebajen las medidas. En Francia, ya dijo Macron que los espectáculos están prohibidos hasta mitad de julio, como mínimo.

En ese contexto, se puede decir que no habrá procesiones ni fiestas del Corpus. En cuanto a la Feria, ayer organizaron un Pleno telemático en el que Juan Espadas ha prolongado la incertidumbre. Vamos a pedir otra prórroga, a ver si escampa. Pero todo hace suponer que celebrarla al sevillano modo, va a ser que no.

José Joaquín León