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VUELVO al debate sobre las alturas de Cádiz, que es importante. Recientemente, me refería a la necesidad de rehabilitar y salvar las torres miradores y al buen ejemplo de la Torre Tavira, con la Cámara Oscura de Belén González Dorao, así como a la chimenea-adefesio que fue rebajada por la Comisión del Patrimonio. Sin embargo, me parece que en el mundo de las azoteas de Cádiz no están las ideas claras. Aparte de que vamos con alguna década de retraso, como en casi todo. Al azoteísmo hay que ponerlo en valor. Sin permitir los abusos, pero sin poner trabas estúpidas a proyectos interesantes que pueden ser positivos para Cádiz.

En Madrid y en Sevilla, ciudades a las que aquí se imita en lo posible, se ha puesto de moda el azoteísmo. Las terrazas en las alturas forman parte de la oferta de casi todos los hoteles. En Sevilla las anuncian con bonitas vistas de la Giralda, que es visible desde las azoteas de gran parte del casco antiguo. En Madrid se ven otras vistas diferentes, de rascacielos y edificios altos. Las terrazas de las azoteas gustan mucho a los turistas y a los lugareños, y son una alternativa a los veladores en las calles.

En Cádiz tenemos unas alturas espectaculares. Todos los gaditanos deberían subir al menos varias veces en su vida a la Torre Tavira y a la Torre del Reloj de la Catedral. Así verán mejor cómo es su ciudad. Por otra parte, aún existen más de 130 torres miradores, que son herencia de los siglos del esplendor de Cádiz. Y sobreviven unas azoteas que forman parte de la casa tradicional gaditana. Precisamente estos días expone Cecilio Chaves una colección de sus cuadros de azoteas en la galería Haurie de Sevilla, algunas de las cuales ya había mostrado en la galería gaditana de Benot. Es un valor diferencial que se desaprovecha.

En Cádiz ya existen algunos ejemplos del azoteísmo. Por ejemplo, el hotel de la Catedral, donde a veces se han visto turistas en la piscina en bañador, mientras había pasos de Semana Santa por la plaza. Por ejemplo, la azotea de la Casa Pemán, que ha sido puesta en valor y uso adecuado por la Fundación Cajasol. Por ejemplo, la terraza que ha abierto Josefa Díaz en la azotea del hotel Las Cortes de Cádiz. Y hay algunos casos más, como el del hotel Alquimia.

Sin embargo, chocan con el retraso, incluso mental. Ya están diciendo que es un perjuicio para los vecinos. Dependerá de los vecinos y de sus circunstancias. No se trata de fastidiar por envidia cochina, sino de valorar las posibilidades del azoteísmo, que es ideal para el Cádiz de las alturas.

José Joaquín León