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ESTAMOS en el momento de ver si son galgos o podencos, si hacen falta túneles o un puente en la SE-40 para cruzar el río Gualdaquivir. Esto de los galgos y los podencos viene de una fábula de Tomás de Iriarte, del siglo XVIII, titulada Los dos conejos. La fábula es un género muy práctico, que se ha perdido, pero sigue latente en la conciencia de la gente. Los dos conejos se paran a discutir si los perros que los persiguen son galgos (como sostiene uno) o podencos (como dice el otro), con lo cual los alcanzan, y adiós muy buenas para los conejos. El mensaje de Iriarte se podría aplicar también a los que discuten por la SE-40, o por todo lo que se proyecta en Sevilla: “Los que por cuestiones/ de poca monta/ dejan lo que importa/ llévense este ejemplo”.

El ejemplo: si se paran a discutir, al final no se hace nada. En las obras de la SE-40 hay que ver el mapa. Ahí se observa que dos tramos están terminados, otros dos en obras, uno licitado y uno más pendiente de licitar, pero no están conectados entre sí porque falta el enlace que cruza el río Guadalquivir. Es decir, que el anillo externo de la SE-40 no cumplirá sus fines hasta que no construya el tramo del río. Y es una obra de capital importancia para el tráfico en la provincia. No sólo afecta a Sevilla, sino a todo su entorno, que incluye Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, La Rinconada, el Aljarafe, Coria del Río, etcétera. Es decir, el área con más población.

La polémica ha vuelto porque el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano (que tanta influencia tiene por sus afinidades con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez) ha defendido un puente, en vez de los túneles. Y esto se puede entender como que el Ministerio de Fomento está preparando la marcha atrás. Es normal que el alcalde de Coria, Modesto González, y otros alcaldes, así como la patronal de la construcción Gaesco, hayan salido al quite para defender los túneles. Si sólo se dice que esos túneles costarían 1.200 millones y el puente 350 millones, parece que van a cometer un derroche y un disparate. Pero hay que explicar todo bien.

Este debate sobre lo ya debatido encubre el evidente objetivo de frenar el proyecto. ¿De dónde sale la peregrina idea de que un puente se terminaría antes? Deberían modificar el proyecto, desde el principio. Además de que los túneles se pueden abrir con rapidez. El problema no es técnico, sino de presupuesto. Y no tienen en cuenta los inconvenientes que originaría el nuevo puente al Puerto de Sevilla, al condicionar la altura para la navegación. Si proyectan un puente adaptado a esas necesidades saldría más caro.

José Joaquín León