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PUEDE llegar un momento en que nuestro Kichi no sea podemita. En los últimos tiempos, la familia Iglesias va contra el Adelante de la familia Kichi y la familia Kichi va contra el Unidas Podemos de la familia Iglesias. A priori resulta extraño. Por eso no es un partido, ni siquiera dos, sino una cosa rara. Se monta a través de círculos y asambleas, que deciden medidas a las que quienes mandan no les hacen caso, excepto que coincidan con lo que ellos proponen. Es decir, que funciona con una estructura piramidal, dogmática y familiar. Los Iglesias-Montero deciden y los demás obedecen. Y si les salen ranas, adelantados o errejonistas se lo pueden montar a su manera, irse a su casa, o vaya usted a saber.

La familia González-Rodríguez (o sea, Kichi y su compañera Teresa) les han salido respondones. Se puede observar que los indignados se organizan a través de las parejas, como Mao y Ceaucescu, que también salieron muy familiares. O como en las monarquías, donde hay rey y reina. Si bien ellos sólo son el rey y la reina de su casa. O de su chalé, según el caso. Son republicanos, pero funcionan como monarquías, igual que en Cuba con los Castro, o en Corea del Norte con los Kim. El caso es que la familia real de los Kichi se ha levantado en armas contra la familia real de los Iglesias.

Los desencuentros vienen de lejos. Se ha presentado como una discrepancia ideológica entre los anticapitalistas (sector al que pertenece la familia Kichi) y el sector de la familia Iglesias, que no sé lo que es, ni ellos tampoco lo saben, pues en realidad sólo quieren ser ministros, y él está chingado porque no cuela. Oye, Pedro, que el muchacho y la muchacha tenían sus aspiraciones, y ya se veían pasando del chalé de Galapagar a tener mayordomo en la Moncloa.

Pero… Enseguida se lo van a permitir sus enemigos íntimos de la familia Kichi. Antes elecciones que los Iglesias con un ministerio, o dos. Esta familia de la Viña se conforma con un pisito, con ocho años en la Alcaldía y con dos sueldecitos. Podemos está lleno de envidiosos. Cuando el alcalde le iba a subir el sueldo a sus fieles colaboradores (y a los de la oposición que quisieran cobrar) se formó el lío. Algunos de Podemos no entienden que los jefes no pueden vivir en la plaza de las Tortugas.

Y luego están las consecuencias. En el peor de los casos, si la familia Iglesias entra triunfalmente en la Moncloa, ¿qué le va a pedir la familia Kichi para Cádiz? Es mejor que gobiernen otros. Adelante los valientes. ¿O ya no se llaman Unidas Podemos?

José Joaquín León