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LA evolución de la Avenida de la Constitución es obvia: estamos en el tiempo de los hoteles. A pesar de la competencia de las viviendas turísticas, no paran. Los inversores que compraron los principales edificios han negociado con cadenas hoteleras. Así el antiguo Banco de Andalucía, una vez que culminen las obras en curso, acogerá un hotel Autograph de la cadena AC by Marriot. Mientras que el edificio del antiguo Banco Urquijo, que fue adquirido por la familia García Baquero como inversión, acogerá otro hotel de Soho Boutique. La firma francesa FNAC tenía una flagship allí desde mayo de 2007, pero se mudó a un córner del centro comercial Torre Sevilla, de más modestas pretensiones.

El edificio del antiguo Banco Urquijo no es uno más de la Avenida. La otra acera, la izquierda (caminando en modo carrera oficial), sigue siendo netamente bancaria, hasta que se llega a la cafetería del Starbucks en la Punta del Diamante. Empieza con el Banco de España, en la esquina de la plaza de San Francisco, y continúa con los edificios que ahora ocupan el Banco de Santander y Bankia. No es lo que era, pero aún resiste como un oasis bancario.

La acera de enfrente, la derecha, es bien distinta. Desde la esquina de la calle García de Vinuesa (antes de la Mar) hasta la de Fernández y González, allí se levantó un repertorio interesantísimo de la arquitectura regionalista. Y sigue existiendo, con la excepción del antiguo Banco Urquijo. En su día fue muy polémico. Para construirlo, derribaron tres casas regionalistas de José Espiau, Aníbal González y Antonio Gómez Millán. Nada más y nada menos.

El edificio del Urquijo fue calificado como una caja de zapatos. Aunque ahora la Comisión del Patrimonio Histórico ha exigido que respeten su fachada, que antaño fue ultrajada con lanzamientos de botes de pintura. También se montó la marimorena cuando llegó FNAC en 2007, y empezó a decorarla con grandes pósters y fotografías. Todavía no se habían visto los mupis del orgullo en la Avenida, con los lobos de mar en barrio rojo. El nivel del escándalo estaba un poco más rebajado. FNAC, aparte de decorar la fachada, vender electrónica, informática, discos, libros y cosas así, tenía una sala para presentar eventos, en la que cantaron Vanesa Martín y otros artistas cuando no eran tan famosos.

El edificio del Urquijo y del FNAC, el que construyeron tras cargarse tres casas del regionalismo (entre ellas, una obra de don Aníbal), servirá para ampliar la incesante oferta hotelera. Hasta los edificios bancarios son reutilizados. Puede que algún día el Banco de España pase a ser otro hotel.

José Joaquín León