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TERMINO el triduo de los centros comerciales, aprovechando que hoy se inaugura al público el Lagoh, de Palmas Altas. También se cumple el primer aniversario del centro de Torre Sevilla. Decíamos ayer que la apertura del Lagoh ha creado un debate sobre la proliferación de complejos comerciales en Sevilla. A la vez que ha puesto en alerta a la competencia. Ha sido presentado como el mayor centro de Andalucía. Algunos dicen que también de España. Aunque no lo es de la Humanidad, pues hay otros más grandes. En todo caso, no se trata sólo de las dimensiones o del número de tiendas, sino del tipo de oferta.

Recientemente, un directivo del centro comercial de Torre Sevilla, cuyo aniversario se recuerda estos días, reconocía que les puede afectar. Es evidente que sí. Torre Sevilla aportó como gran novedad la primera tienda de Primark en la capital andaluza. En los primeros meses, el centro comercial registraba una gran asistencia de público y las 3.000 plazas de aparcamiento se llenaban algunos días. Primark sigue siendo todavía la locomotora del centro comercial de Torre Sevilla. Ya que la oferta de las demás tiendas es inferior a la que existe en la calle Tetuán y sus aledaños, o en el centro comercial de Nervión Plaza.

Al llegar un segundo Primark a un espacio competidor, con más tiendas, en Torre Sevilla deberán resaltar otras singularidades, si no quieren que les ocurra algo parecido a lo del edificio de la Plaza de Armas. Se deben reinventar, para lo que  cuentan con argumentos, como las actividades de CaixaForum, o el hotel y el mirador de la Torre Pelli. Es un rascacielos de tipo cortito para el turista cosmopolita, pero causa admiración en Sevilla, donde no existen otros comparables. También deberán reinventarse en otros centros.

Pero ¿qué entendemos por un centro comercial? Hasta ahora, en Sevilla, el esquema ha sido reiteradamente copiado, con poca imaginación. Tiendas (casi todas de moda), bares y restaurantes (mayormente de comida rápida) y salas de multicines. A un nivel menor, el modelo  surgió a partir del centro Alameda, que ahora provoca lamentos por el cierre y reconversión en hotel. Bajo la gestión de la familia Hernández, allí predominó el cine (las salas con más espectadores de Sevilla), aunque hubo bares (el Rioja se llenaba para comer mantecaditos al güisqui) y sin olvidar el bingo. No era lo mismo que un centro comercial actual, por la falta de tiendas de marcas, pero sí fue un prólogo de lo que llegaría. En cada tiempo hay una oferta que acierta y triunfa. Y cuando decae, nos vamos. O se reconvierte en un hotel.

José Joaquín León