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UNO de los principales problemas de Cádiz es que algunos edificios tienen un uso equivocado. Se habla mucho de Valcárcel y sus circunstancias, pero bastante menos del edificio de enfrente: el Balneario de Nuestra Señora de la Palma y del Real. Es otro de los grandes desperdicios de Cádiz. En cualquier ciudad sería un icono. Piensen que está construido en la Caleta, y no desentona, sino que complementa un entorno marinero excepcional junto con los castillos de San Sebastián y Santa Catalina. Dedicarlo a Centro de Arqueología Subacuática fue una solución de emergencia para salvarlo. Actualmente, es un error, inmenso error.

La historia del Balneario de la Palma es azarosa. En varias ocasiones ha estado a pique del repique. De hecho, la actual construcción surge en 1926, cuando se pierde la anterior, del siglo XIX. Una de las mejores definiciones del Balneario la apuntó el arquitecto Juan José Jiménez Mata en este Diario, en 1991, poco después de que se volviera a salvar de las amenazas de derribo, cuando escribió: “La decoración oscila entre el art-nouveau y conceptos regionalistas, que por su contención no llegan a competir con la estética industrial moderna del artefacto de hormigón armado. Quizás la mayor emoción que produce su arquitectura se debe al contraste entre lo descarnado y directo del hormigón armado, la nueva técnica de moldeo del siglo XX, y la delicadeza con la que se implanta en el sitio”.

Fue catalogado como BIC en 1990 para salvarlo. En los años 70 se había quedado en un abandono que estuvo a punto de acabar con el edificio. En los primeros años de la Transición, el entonces alcalde, Carlos Díaz, se encontró con el Balneario de la Palma y la Cárcel Real casi en ruinas, y hubo que buscar soluciones de emergencia.

Para eso también deben servir los alcaldes. Se le oyó a Kichi que quería un uso hostelero para el Balneario. Ya lo tuvo en otros tiempos, se volvió a intentar y fue criticado desde la izquierda. Sería una privatización, ¿no?, excepto que monte allí un hostal municipal. La propiedad es de la Junta, que insinuó el traslado del Centro de Arqueología Subacuática al castillo de San Sebastián. Aunque en el trueque también se habló de llevarlo al centro náutico de Elcano. Están abiertos a todo, a ver si cuela algo.

Entre unos y otros, está Cádiz sin hacer. El Balneario de la Palma puede admitir diversos usos. Se habló hasta de una piscina cubierta, para recuperar su función de baños. La Junta lo ha salvado de la ruina, aunque sigue a la espera de un futuro mejor.

José Joaquín León