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NO es lo mismo la ocupación hotelera en el puente de la Inmaculada que la okupación de los pisos y las huellas de pintadas en el barrio de San Lorenzo. Es una forma diferente de entender el alojamiento. En el pasado puente festivo (que este año adquiría proporciones majestuosas) la ocupación hotelera rebasó las estimaciones previstas. Alcanzó el 96% en Sevilla, acercándose a lo que consideran lleno técnico. En los bares y restaurantes no se cabía a las horas punta, que es cuando todo el mundo intenta comer solomillo. En los aparcamientos del casco antiguo pusieron los cartelitos de completo. En las calles había bullas. Y todo ello a pesar de que la Cumbre del Clima se celebraba en Madrid, donde los hoteles estaban carísimos y alcanzaron menos ocupación.

A Sevilla no vinieron Greta Thunberg ni Alejandro Sanz, que han sido las estrellas de la Cumbre del Clima. Pero no importa, porque ya vinieron Rosalía, Dua Lipa y Becky G para la Gala de la MTV, que resultó más divertida y menos previsible. Una Cumbre del Clima sin Donald Trump y sin Xi Jinping la verdad es que no vale pa ná. Y, además, que ya había venido Barack Obama, y no arregló el clima, pero paseó, y puso a Sevilla en el mapa.

En el puente de la Inmaculada no había ningún evento de altos vuelos, como la Cumbre Aeroespacial. Tampoco era necesario ir desde Sevilla a la Luna, porque se celebraban cultos en honor de la Mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y coronada de estrellas. Es decir, que en Sevilla, aunque no haya nada especial, hay de todo, y siempre habrá algo más. En este puente de la Inmaculada se ha destacado que había una gran exposición de Martínez Montañés en el Museo, los cultos y bailes de seises y los besamanos propios de la fiesta concepcionista, la exposición de los dulces conventuales de las monjas en el Alcázar, las luces de Navidad…

En el puente se ha notado que el turismo de inspiración cultural/religiosa es como un imán que atrae. Me parece lógico que todos se cuelguen sus medallas laicas. Que Antonio Muñoz, como responsable cultural del Ayuntamiento, diga que dan frutos los esfuerzos para que vengan americanos y chinos; o que Juan Marín, como responsable del Turismo de la Junta, diga que la campaña para que los andaluces conozcan Andalucía ha sido un éxito en el puente.

Los tiempos están cambiando una barbaridad. Gracias a las cofradías, que salvaron la fiesta de la Inmaculada cuando el Gobierno de Felipe González se la quiso cargar, hemos disfrutado este maravilloso puente, a mayor gloria del turismo.

José Joaquín León