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HA fallecido Juan Marsé, que era uno de los tres o cuatro mejores novelistas españoles de la posguerra. Puso de moda a Barcelona como ciudad literaria antes que Eduardo Mendoza. Y, además, era una Barcelona auténtica, con la que molestaba a todos, desde la gauche divine a la burguesía franquista, desde los catalanistas excluyentes a los charnegos arribistas. Tras su muerte, ha recibido muchos elogios. Yo he leído casi todas sus novelas (se suele decir que escribía una misma novela de Barcelona con variantes, como se afirma también de Patrick Modiano con su París), pero le sale tan bien que nunca te cansas. Su mundo está resumido en Últimas tardes con Teresa, aunque Si te dicen que caí y El embrujo de Shanghai la acompañarían en el podio. En general, mantiene una media muy alta. Lo más curioso es que ahora se anuncia un libro recuperado, Viaje al sur, que incluye su visión sobre la Sevilla de 1962.

El libro no lo podemos leer todavía. La editorial Lumen lo anuncia para septiembre. Pero en El País y La Vanguardia, entre otros periódicos, han ofrecido un anticipo. La agencia de Carmen Balcells aparece como madrina de este libro, que a priori puede tener bastante peligro. Para Juan Marsé, después de muerto, y para Sevilla. Siempre son temibles los escritores que publican después de fallecidos. A saber por qué no lo aprovecharon en vida.

El Viaje al Sur de Juan Marsé cuenta una gira que realizó por las provincias de Sevilla, Cádiz y Málaga en 1962, con su amigo Antonio Pérez y el fotógrafo Alberto Ripoll. Al parecer, fue un encargo de la mítica editorial Ruedo Ibérico. Nunca fue publicado. Y, según cuentan ahora, el manuscrito estuvo perdido. Es, por consiguiente, un libro escrito hace casi 60 años. Su visión de Sevilla, según lo que han anticipado, es curiosa, como la de los viajeros de los siglos XVIII y XIX. Aunque la suya es del XX.

Para el anticipo han elegido un texto sobre una visita al Palacio de las Dueñas, que revira a la cita de un discurso de Pemán en el Ayuntamiento de Sevilla, en 1936, tomada del libro La guerra civil española, de Hugh Thomas, publicado por Ruedo Ibérico en 1961. Pemán llamó entonces a Queipo de Llano “la segunda Giralda”. De la otra Giralda escribe Marsé: “La primera, la que todavía está en pie, se puede visitar por cinco pesetas. Se sube por unas rampas interminables que huelen —uno se pregunta por qué— a orines y a soldado español de caballería. Es del siglo XII”.

Estas impresiones hoy nos suenan pintorescas. Parece que será preferible leer al verdadero Marsé: el que no perdió los manuscritos cuando escribía de Barcelona.

José Joaquín León