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EL 1 de septiembre (o sea, ayer) era el día marcado para que el Patronato del Carnaval le diera el certificado de defunción al concurso del COAC de 2021. Es una víctima más del coronavirus, que sigue dando por saco. Pero el Patronato no pudo reunirse, porque dio positivo una de las personas que participaron en la curiosa reunión anterior del Gran Teatro Falla. Allí ya advirtieron que si daba alguien positivo (pongamos un trabajador del teatro) se debían poner en cuarentena todos los espectadores, todos los componentes de agrupaciones, puede que Kichi y todos los concejales y medio Cádiz en general. Por lo que se llegó a la conclusión de que sería mejor que no hubiera concurso.

Rara es la empresa o entidad que no tiene algún positivo. El Cádiz CF ya va por cuatro jugadores (dos que había y dos más ayer) y un miembro del cuerpo técnico. Con razón tiene Álvaro Cervera a 40 futbolistas en la plantilla, por si acaso. Con menos de 13 nos les dejan jugar. Y fíjense en el personal de los restaurantes, que han alcanzado a Aponiente, de El Puerto; El Campero, de Barbate; y El Faro de Cádiz, como si fuera la Guía Michelín de la provincia. Así que clausurar los ensayos por los positivos de un corista, un comparsista, o un chirigotero, sería lo normal. Sólo los cuarteteros cumplen la norma de que no participen más de 10 personas en las reuniones cuando no conviven.

Se veía venir que en 2021 no tendremos concurso de Carnaval. Es imposible ensayar, prepararlo y llevarlo adelante. Es una memez gastarse un dineral en los disfraces y demás elementos de los tipos para que al final no se puedan utilizar. Aparte de que para organizar una porquería de concurso es mejor no hacerlo. Así se crea un precedente selectivo. Pero está claro que también caerá el Carnaval en las calles. La concejala Lola Cazalilla va a proponer medidas alternativas. ¡Cuidado! No vaya a pasar en Cádiz como en los Sanfermines de Pamplona, que los prohibieron y después hubo varios brotes en Navarra a causa de las comidas de fraternidad que organizaron las peñas, a pesar de todo. Así que Pestiñada no, gracias. Y Erizada tampoco. Año frugal para la hostelería, que es dependiente de esta fiesta, como recordó Antonio de María.

Un año sin Carnaval es una mala noticia para Cádiz. Algunos se ríen, porque son así de malanges, pero hay personas que sobreviven gracias a eso, y es legítimo, es una ayudita. Debe ser como un año sabático general. Ojalá sirva para reflexionar sobre el futuro de un Carnaval que ya no es lo que era, y que merece un cambio de rumbo.

José Joaquín León