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ESTAMOS a principios de octubre, y el Cádiz ya ha conseguido casi la mitad de los puntos que necesita para salvarse. Empezó con un calendario bizcochable, frente a recién ascendidos, pero ya se está enfrentando con algunos de los favoritos. Como el Huesca, que superó en juego a los amarillos en la primera parte. Sin embargo, el partido cambió tras el descanso, y debió acabar con más diferencia a favor del Cádiz, que no aprovechó dos ocasiones claras en los últimos minutos. Las recetas del líder (lucha, sufrimiento, velocidad) siguen funcionando. Esta temporada se puede aspirar a algo más.

Jugar dos veces a la semana es de alto riesgo para el Cádiz. Los futbolistas hacen un esfuerzo tremendo en cada partido por el sistema. En Alcorcón hubo siete rotaciones y costó caro, aparte del arbitraje. Así que ayer Álvaro Cervera fue prudente. Optó por alinear en el once titular a Iván Alejo y Bodiger, así como a Fali para sustituir al sancionado Marcos Mauro.

A poco de empezar, pudo marcar el Cádiz, en una jugada en la que el Choco Lozano se zafó a las mil maravillas y disparó mal, cuando tenía a Salvi y Álex para empujar el balón. El Choco prefiere jugarse las ocasiones él mismo. Tiene hambre de gol. Mientras siga marcando (lleva dos en dos partidos seguidos) hay que darle confianza. Está en trance de recuperarse y ser ese goleador que destacó en el Tenerife y fue fichado por el Barça para su filial.

Esa jugada fue un espejismo. En el primer tiempo, el Huesca dominó el partido a su gusto, aunque sin acierto en el remate. Tampoco creó ocasiones claras. El Cádiz estaba nervioso. Los jugadores luchan , pero deberían pensar con la cabeza más fría a veces. No regalar balones absurdos, ni precipitarse en jugadas fáciles. Es el principal problema que tiene el equipo.

En esa primera parte se hartaron de correr tras el balón. Eugeni tenía sed de venganza y armaba el juego, con la colaboración de Rico y de una defensa ordenada. Además, cortaban con faltas los intentos amarillos de salir a la contra. El árbitro Iglesias sólo pitaba la mitad de esas faltas, y a dos minutos del descanso le perdonó la segunda amarilla al lateral Luisinho, al que Iván Alejo encaraba siempre.

Parecía que el partido iba a seguir igual. Sin embargo, se rompió a favor de Cádiz. En una contra de manual del cerverismo, el Choco Lozano se plantó solo ante el portero y marcó a sangre fría. Fue un mazazo para el Huesca, que lo acusó física y psíquicamente. Más aún cuando fue relevado Eugeni. Los cambios del Cádiz aportaron refresco, sobre todo Nano Mesa, que seguía las galopadas del incansable Salvi. Perea dispuso de dos ocasiones para sentenciar el partido. En la primera, intentó colar el balón por debajo de las piernas de Álvaro Fernández y acabó en un poste; y la segunda, se la sacó el portero. Con finura y tino, la victoria hubiera sido más clara.

Cuando entró José Mari aportó más oxígeno al medio campo, aunque Garrido y Álex ya eran los amos. Atrás Cala volvió a demostrar su calidad y experiencia. Por cierto, algunos fichajes de este año empiezan a responder. No son tan malos. Al menos, eso es lo que dice la clasificación, donde el Cádiz se confirma como líder.

José Joaquín León