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AL llegar otro 16 de julio, se celebra el día de la Virgen del Carmen. Cádiz es una de las provincias más carmelitanas. No sólo se conmemora la fiesta donde es Patrona, y en las poblaciones pesqueras, donde Ella es hoy más que nunca la Estrella de los Mares, a la que canta la Salve Marinera. También en los pueblos del interior es como una llama de amor viva que ilumina en la distancia, con la devoción mariana de la plenitud que está en el Monte Carmelo. Entre tantas formas de celebrar este día de la Virgen del Carmen, en Cádiz no se puede olvidar que Ella es también la Reina del Mentidero, desde que salió de Santo Domingo en 1761 y llegó a la iglesia del nuevo convento carmelita para presidir su retablo mayor.

La Virgen del Carmen pasó a ser la Reina de la Alameda y las familias aristocráticas que por allí vivieron. Pero también la Reina de las viviendas más pobres del Mentidero, de las familias humildes que la querían como a su verdadera Madre. Con el tiempo, siguió siendo venerada por los vecinos, pero singularmente por las mujeres, desde las señoras de abolengo, como Carmen Martínez de Pinillos, su camarera perpetua, a la más pobre vecina que le pregonaba su fe con el corazón, igual que lo hacía Gitanilla del Carmelo con sus versos populares.

Desde el principio, Carmen fue el nombre más repetido en el Mentidero, y también lo fue por extensión en todo Cádiz. No sólo iban a rezarle a su templo de la Alameda. Una imagen de la Virgen, en una capillita volandera, recorría las casas de las familias del barrio. Yo la recuerdo en casa de mi abuela, en la calle Buenos Aires, cuando pasaba por la imprenta León (donde ahora está el taller de fotografía de Kiki), en la que mi abuelo y después mi tío Pepe imprimían las convocatorias de cultos y casi todo lo del Carmen. A la Virgen se le rezaba. Y al día siguiente se iría a otra casa, por Adolfo de Castro, por Fernán Caballero, por Vea Murguía, por Enrique de las Marinas, por Veedor, por Bendición de Dios, por  la antigua calle de la Sacristía del Carmen, que hoy nos recuerda que es Carmen Coronada…

En las casas del Mentidero, brotó la Flor del amor carmelitano. En las alegrías y las tristezas, en los días buenos y malos, en las necesidades, en la vida. Nunca se podrá entender la devoción a la Virgen del Carmen en Cádiz sin su barrio del Mentidero. Unos vecinos murieron, otros nacieron… Y Ella es la Reina que permanece en el corazón, por los siglos de los siglos. Siempre con los suyos, a los que recuerda y atrae con un escapulario, incluso cuando la olvidan.

José Joaquín León