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EN la política actual, incluso en la local, cuando no saben qué hacer le cargan las culpas a la CE; o sea, a Bruselas. Y lo sueltan así: Bruselas. Como los independentistas catalanes dicen Madrid, o los andaluces que piden algo a la Junta dicen Sevilla. La geografía como excusa. Sin embargo, a Bruselas se le debe reconocer que aporta mucho. Quedó claro en la presentación sevillana de los presupuestos andaluces que realizó la consejera de Cultura, Patricia del Pozo. Una diferencia plausible entre este gobierno andaluz y el anterior es que han reconocido que las nuevas líneas del Metro de Sevilla no las va a pagar el Gobierno central, ni la Junta, ni el Ayuntamiento, sino Bruselas mediante los fondos FEDER.

En la etapa anterior, gracias a los susodichos fondos, la Junta afrontó proyectos como los tranvías de Alcalá de Guadaíra y la Bahía de Cádiz. Juan Espadas también quiere pedir una ayudita para construir el tranvía de Santa Justa.  Los tranvías vienen de Bruselas, como antes los niños venían de París, con una cigüeña volando. Pero el mal uso realizado en la gestión, y los inexplicables retrasos, dificultan la obtención de más fondos.

A partir de 2021 habrá un nuevo periodo para mejorar las infraestructuras. Ahí estará la oportunidad del Metro de Sevilla. Sin embargo, no será fácil que concedan un chaparrón de millones. Pedirán garantías para que no los entierren, como ha pasado con las obras del AVE andaluz entre Sevilla y Antequera. La Junta tiene mala imagen corporativa en Bruselas. Habrá que explicarles que no son los mismos.

La gestión que han realizado con el Metro de Sevilla es impresentable. En esas seguimos, esperando al Godot de Bruselas. Al menos van a actualizar los proyectos. Sólo para hacerlos viables en las líneas 3, 2 y 4 hay que gastar un millón de euros. Más de 300.000 han consignado en el presupuesto de 2019 para la línea 3, y el resto se incluirá en 2020 para las otras líneas.

Ojo ahí: la Junta se gastará un millón de euros en revisar un proyecto que ya existía y que se quedó obsoleto por incapacidad para seguir adelante. ¿Nadie asume esas responsabilidades? La burocracia es lenta y hay que empezar por el principio, que es presentar un proyecto actualizado. Podría ocurrir que después, en Bruselas, tengan un ataque de amabilidad y concedan a Sevilla unas decenas de millones de sus fondos FEDER. Sería maravilloso.

Con un poco de suerte, en 2029, los sevillanos podrán celebrar el Centenario de la Exposición paseando en Metro desde Pino Montano a Los Bermejales. Tranquilidad, no pierdan las esperanzas.

José Joaquín León