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HA vuelto a la actualidad el caso de Gadir Solar. Tiene más repercusión porque afecta a Raúl González, ex jugador del Real Madrid y entrenador de su filial, el Castilla, al que le reclaman una presunta deuda de 7,1 millones de euros, por la que probablemente será juzgado. Al ser un asunto que se dirime en los tribunales, no voy a entrar en las divergencias societarias de Gadir Solar, pero conviene recordar que está vinculado al desembarco de la empresa Aurantia (con la que se asoció Raúl) en la Bahía de Cádiz. Un caso relacionado los intentos por buscar alternativas para el personal de Delphi, y con las subvenciones generosamente concedidas a empresas que terminaron con unos pufos de padre y muy señor mío.

En el mal uso del dinero público no se mide a todos por igual. Cuando empezó el desembarco de Aurantia en la Bahía, para sus negocios de energías renovables, estaba José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno, y Manuel Chaves al frente de la Junta de Andalucía. Ambos del PSOE. Y era un momento de gran desesperación, porque los trabajadores de Delphi se habían quedado en una situación conflictiva.

Aurantia llegó a la Bahía en 2008, anunciando a bombo y platillo una inversión de 174 millones de euros para una fábrica en la Cabezuela, Gadir Biodiesel, además de las plantas de Gadir Solar en Puerto Real y una planta solar en el parque Tecnobahía de El Puerto. Después de una gestión cuanto menos dudosa, Gadir Solar cerró en 2012 y se quedaron sin empleo los 196 trabajadores que tenía entonces, en parte procedentes de Delphi. La empresa cobró más de 25 millones de euros en ayudas públicas. Esto último es importante, porque forma parte de un despilfarro para crear empleo en la Bahía, que acumula varios fracasos.

Hay que tener en cuenta el momento. No sólo por la penosa forma de tratar la herencia de Delphi. En 2008 estaba en pleno apogeo la frustrada creencia de que la Bahía de Cádiz se iba a convertir en el emporio de las energías renovables y los paneles solares. En esa idea abundaron la Zona Franca y la Junta de Andalucía, que estaban decididas a potenciarlo como prioridad. Gadir Solar es parte de ese bluf, que se cayó por su peso inconsistente y por la falta de negocio.

Las empresas tienen momentos buenos y malos. En la Bahía de Cádiz han aterrizado algunas empresas supuestamente milagrosas que se limitaron al clásico “toma el dinero y corre”. Subvenciones sí, gracias… Y todavía están pendientes algunos proyectos retrasados que ya huelen a chamusquina.

José Joaquín León