PARTIDAZO del Cádiz en Almería, donde ganó porque fue mejor y por amor propio para rebelarse ante una injusticia. Lo hizo con el catecismo del cerverismo, a pesar de que el multimillonario equipo almeriense le tenía bastante miedo. Y cuando se lo perdió, después de la polémica jugada del empate, el Almería se encontró con una sorpresa. El Cádiz cometió pocos fallos (el más grave fue el de la jugada del penalti) y tuvo muchos aciertos. Pero sobre todo desplegó una lección de tesón y pundonor.

El once que puso en juego Álvaro Cervera es el que se puede considerar titular en estos momentos. El Cádiz estuvo mejor situado que el Almería en la primera parte. Hay que destacar el gran trabajo defensivo. Iza y Espino se han consolidado en los laterales. ¿Quién discute ahora al uruguayo? En el centro, Cala ya está demostrando su jerarquía de jugador veterano, con calidad de Primera, que además saca muchos balones jugados. Marcos Mauro lo secundaba bien, hasta el lunarito de su error.

La firmeza del Cádiz se apoya también en Garrido. Cuando el pivote vasco responde, el equipo tiene buenas rachas. José Mari lo entiende y aporta oficio. Además de que Álex Fernández los apoya en modo trivote con frecuencia. En las bandas estaban Salvi, que se ha olvidado de las pájaras mentales de la pasada Liga, y Perea, que no tuvo su día y fue el más flojo. Y en punta el Choco Lozano, que ayer llamó con ganas a la titularidad, en un partido de mucho desgaste y con un golazo de cabeza.

Al descanso no se llegó con ventaja porque Iza y Espino (los dos laterales) no consiguieron marcar en jugadas a balón parado. Y porque el Choco Lozano no acertó en una muy clara que tuvo ante René. Sin embargo, el hondureño se reivindicó en la segunda parte. A pesar de que daba síntomas de agotamiento, cabeceó como los grandes delanteros un centro de Salvi, que se la envió con la pierna derecha desde la izquierda, tras una recuperación oportuna de Cala.

Aunque el Almería dominaba por inercia, el Cádiz controlaba muy bien el partido. Pero siempre nos quedará el VAR y las interpretaciones. Cuando apenas quedaba un cuarto de hora, Marcos Mauro se equivocó al ceder mal de cabeza al portero Cifuentes. Es verdad que en el área forcejeó con Juan Muñoz, y en el lance lo trabó y agarró. El delantero también puso de su parte. El árbitro Trujillo dejó seguir el juego, hasta que lo avisaron del VAR y lo vio en el televisor. La gran sorpresa no fue que pitara penalti, como se veía venir, sino que además expulsó con roja directa a Marcos Mauro, en una decisión que pareció injusta y con la que dejaba al Cádiz en inferioridad. Después de marcarlo Corpas, también expulsó a Álvaro Cervera.

Se lo habían puesto al Almería como las carambolas de Fernando VII. Pero quien tiró de casta y entrega fue el Cádiz. El lateral Espino (sí, Espino) apareció en el área rival para cruzar a la red un centro de Nano Mesa, que disputó con acierto las postrimerías.

Para culminar la faena torera, el árbitro concedió ocho minutos (ocho nada menos) de prolongación. El Cádiz consiguió retener el balón y que no pasara nada. Así que al final ganó, le pese a quien le pese, y vuelve a ser el líder.

José Joaquín León