VIMOS a un gran Cádiz, quizás el mejor de la temporada, que consiguió una justa y amplia victoria ante el Zaragoza. En esta ocasión todo el equipo rindió a un alto nivel y no hubo lunares negros. Defensa con eficacia, un centro del campo que supo interpretar el partido y un ataque letal cuando llegaban balones arriba. Esta vez brilló esa intensidad que es imprescindible para el Cádiz. Viendo al Zaragoza de ayer se entiende por qué Raúl Agné no triunfo aquí, y por qué se le escaparon muchos puntos lejos de Carranza. En el fútbol de hoy no basta con tocar el balón sin peligro en las zonas más fáciles.

Partido pasado por agua, en una noche desapacible. El Cádiz marcó pronto. Eso le dio otro aire. Un gol que llegó por la banda izquierda, que funcionó a las mil maravillas, con Brian subiendo mucho y bien, y con un Alvarito pletórico. En el primer gol, el extremo se la puso en bandeja al otro extremo, Salvi, que remató con temple. Al principio del segundo tiempo, otra gran jugada por la izquierda entre Álvaro y Brian fue certeramente culminada por Abdullah. Dos zarpazos que decidieron el partido.

Entre esos dos goles, se disputó un primer tiempo de aparente dominio maño. El fútbol zaragocista era de toque rutinario y previsible. Y dejaban jugar y pensar al Cádiz. Sólo Cani aportaba ideas claras. Estuvieron a punto de empatar tras una jugada suya, que al final salvaron entre el larguero y Aridane. Pero eso fue lo único peligroso del Zaragoza en todo el partido. Siempre intentaban la misma jugada: balón arriba a la espalda de los centrales, esperando que Aridane o Sankaré fallaran, pero no fallaron. Mala noche para el señor Agné y los suyos, tan cortitos de ideas.

El Cádiz se acercó a la goleada. La hubiera conseguido de no ser por el árbitro Cordero, que estuvo de un anticasero subido. En caso de duda, siempre la más peluda. En el primer tiempo sólo pitó una falta a favor del Cádiz. No quiso saber nada de un posible penalti a Salvi y anuló un gol a Ortuño (a instancias de su auxiliar) que arrancó en línea para el remate. Otro que tuvo una mala noche.

Por el contrario, fue una gran  noche para Ortuño. Se le vio muy motivado ante su ex equipo. En la segunda parte, les marcó dos golazos, uno de los cuales se lo anularon. Y pudo conseguir otro casi al final. Un completo partido de este futbolista, que siempre crea peligro y pelea de frente.

Dentro del buen tono general, hay que insistir en el partidazo (subiendo y bajando) del lateral Brian. Se compenetró a la perfección con Alvarito, cuya sola presencia aporta un plus al equipo, porque es hábil y se entrega hasta la extenuación. Salvi también se vació en la otra banda. Abdullah  ejerció de mediapunta y apuntaló el trivote, e incluso marcó un gol.

Partido diferente al de Tarragona. La fe le salva muchos puntos al Cádiz. Hay dos maneras de ver a este equipo: cuando se muestra intenso y cuando no. Si es capaz de mantener el nivel alto vamos a pasarlo mejor. Sin olvidar que todos los días no está enfrente el Zaragoza; o sea, un rival blandito. El Cádiz ya tiene  casi la mitad de los puntos que necesita para salvarse. Hay que seguir así, sin despistes.

José Joaquín León