NO es la primera vez que revientan actos en las universidades españolas. En los últimos años, se conocen casos tanto de extrema derecha como de extrema izquierda. En general, de grupos fascistas e intolerantes, que no soportan a sus rivales y que se creen en posesión de la única verdad. Pero con lo ocurrido en la Universidad Autónoma de Madrid, en el boicot a Felipe González y Juan Luis Cebrián, se ha dado una vuelta de tuerka. Porque si bien es cierto que ha sido reivindicado por un grupúsculo libertario (aunque también había gente de origen castellanoleonés afín a Podemos), los conferenciantes boicoteados no son dos al azar. Sino dos que habían sido señalados por el dedo divino de un portavoz en el Congreso de los Diputados: el señor Pablo Iglesias.

Los enfrentamientos entre Podemos y el PSOE se han recrudecido tras la dimisión forzada de Pedro Sánchez. Es evidente que hay dos PSOEs. Uno es el de Felipe González, que es el mismo de Fernando de los Ríos, ministro en la II República, que se quedó horrorizado cuando Lenin le dijo su famosa frase: “¿Libertad para qué?”. Y otro PSOE es el que ha sido podemizado por Pedro Sánchez, los que aún no han entendido el daño que la marioneta de Pablo Iglesias le ha causado a su partido, dejándolo al borde de la extinción, con algunas bases, sí, pero con poca altura, ni de miras ni de nada.

La libertad era eso. Que Felipe González pueda dar una conferencia en la Universidad Autónoma. O que Pablo Iglesias esté en un curso de comunicación, en la Universidad Complutense, con sus colegas enchufados. La Universidad, que debería ser un espacio de diálogo y debate, un templo laico de la libertad, está sometida a un control ideológico como no se recordaba desde los tiempos de Franco, porque ahora hay fascistas del otro extremo que no respetan a quienes discrepan. La libertad hasta les permite hablar de cal viva, mientras no dicen nada de los 829 asesinados por ETA.

Tienen el mismo talante de los que reventaron el pleno municipal en Cádiz, insultando a Fran González. Y yo no sé a qué están esperando algunos del PSOE para quitarse la venda de los ojos, y entender que al final, en la izquierda, lamentablemente, hay que elegir entre Fernando de los Ríos o Lenin, entre la libertad o los que sólo se aprovechan de ella cuando les conviene. Hasta que llegan al poder y se quitan la careta.

En Podemos hay gente con buenas intenciones, todos no son así; pero un sector sí. Y también ellos deben elegir entre el diálogo o el boicot. Entre la libertad o la careta.

José Joaquín León