LOS controles de tráfico establecidos en Cádiz durante el arranque para el cumplimiento de las medidas del Covid 19 no han tenido el mismo tratamiento que en otras capitales andaluzas. Cualquiera que los viera y los padeciera pensaría que la ciudad sufre lo peor de lo peor, cuando no es así, sino más bien al contrario. Dentro de lo malo, sigue entre lo menos malo de Andalucía. Cádiz no está como Granada, ni como Sevilla, ni como Jaén, ni siquiera como Jerez en la provincia. No se puede bajar la guardia, pero no hay que subirla a tan alto nivel que se asfixie aún más la tambaleante economía y la movilidad gaditana. Porque un atasco desde el Hospital Puerta del Mar hasta la entrada de Cortadura hace perder el tiempo a cientos de personas, la mayoría con motivos justificados para moverse a esas horas.

Volvemos a lo de siempre: estas medidas son de quiero y no puedo. Si hay que encerrar a los andaluces y a los gaditanos, se les encierra de verdad, como en marzo. Y si se trata de convivir con el virus, a lo Bolsonaro, o de hacerse los suecos, o de tentar a la suerte, pues que apechuguen con las consecuencias. Pero no se puede restringir la movilidad en el sentido de fastidiar por fastidiar, y hacer perder el tiempo (que es oro, o al menos plata) a tantas personas atascadas.

Después nos encontramos con otra negación de la realidad, que es utilizar el municipio como territorio para el confín. Ya se ha comentado miles de veces que la Bahía de Cádiz es un área metropolitana, donde los límites localistas se rebasan constantemente. Viéndolo desde la capital, resulta que su cementerio está en Chiclana y su principal centro comercial (que es Bahía Sur) en San Fernando. Se suele comentar (y criticar a veces) que una parte significativa de la burguesía gaditana se fue a vivir a Vistahermosa, una zona residencial de El Puerto de Santa María. Aunque también conozco abogados y otros profesionales autónomos que viven en Bahía Blanca o el Paseo Marítimo y tienen su despacho profesional en Chiclana o en Puerto Real. Sin olvidar que el Río San Pedro es una barriada gaditana, aunque oficialmente sea puertorrealeña.

Los límites territoriales en la comarca de la Bahía son tan elásticos y confusos que montar esos controles es una carajotada, con perdón. Equivale a no dejarte pasar de un barrio a otro. Y eso sólo se entiende cuando se confina de verdad, pero no de mentirijillas, como en esta ocasión. Para combatir al virus lo primero es adaptarse a la realidad, y no crear ficciones, que sólo sirven para engrosar las páginas del BOJA con unas medidas corregidas, caprichosas e ineficaces.

José Joaquín León