EL insigne músico Manuel de Falla Matheu nació en Cádiz el 23 de noviembre de 1876 y falleció en Alta Gracia (Argentina) el 14 de noviembre de 1946. Noviembre es el mes vinculado a su nacimiento y su defunción. En noviembre, precisamente, se celebra el festival de música que le dedicó la Junta de Andalucía. Casi nunca ha despertado el interés que se merece, y este año se ha visto perjudicado por el coronavirus, que también ha sido letal para los eventos culturales. En noviembre, es costumbre que en Cádiz se acuerden de Manuel de Falla, al que se olvida el resto del año, aunque le dedicaron otro festival municipal, y su nombre sigue presente en un teatro, que no le han quitado, gracias a que se autoexilió en Argentina. Aunque José María Pemán estaba deseando que volviera a Cádiz, y no paró hasta conseguirlo después de muerto Falla. Ambos reposan en la Catedral gaditana.

Este año vuelve a ser noticia Manuel de Falla, porque la delegada territorial de Cultura de la Junta, Mercedes Colombo, ha propuesto que el edificio de la Casa Pinillos pueda reconvertirse en un espacio permanente dedicado a Falla. Allí se ha organizado una exposición, titulada Cádiz: música y luz en Manuel de Falla, con fotos de Joaquín Puga y versos de José Ramón Ripoll. La propuesta serviría para matar dos pájaros de un tiro: dedicar algo a Falla y darle un uso decoroso a la Casa de Pinillos. Fue adquirida para ampliar el Museo de Cádiz, pero después del Bicentenario ha estado infrautilizada.

Como recordó la propia Mercedes Colombo, no es la primera vez que se intenta dedicar algo a Falla en la plaza de Mina. El Ateneo, cuando lo presidía Ignacio Moreno Aparicio, propuso por activa y por pasiva la adquisición de la casa natal del músico, sita en la citada plaza. Lo intentó la Diputación Provincial, en tiempos de Rafael Román (de los pocos que se preocupó por la cultura); pero sigue pendiente ese asunto. Como consecuencia de aquello, se cachondearon y criticaron que el Ateneo ponía lápidas para recordar la historia de Cádiz. Así es esta ciudad, tan culta y liberal.

Después se extrañan porque Manuel de Falla es más apreciado en Granada. Otra catetada. Falla le tenía cariño a Cádiz, donde creció, y tanto le influyó en su vocación musical, pero le gustaba vivir en Granada, que era (y es) una ciudad maravillosa. Eso no resulta incompatible con la necesidad cultural de que sea honrado y reconocido en Cádiz. Mejor que reutilizar la casa de los Pinillos sería dedicarle un museo en el lugar donde nació, en esa misma plaza de Mina.

José Joaquín León