SIEMPRE que anuncian nuevas medidas es para fastidiar a la gente. Mira lo que han montado ahora para las reuniones en las comidas de Navidad. Salvador Illa (ese señor que sigue siendo ministro de Sanidad, a pesar de los pesares) dio a conocer las nuevas medidas para las cenas y almuerzos de las fiestas navideñas, que básicamente pasan porque no se pueden reunir más de 10 personas (incluyendo niños) y nada más que de dos núcleos familiares que no convivan, además de que para desplazarse entre el 23 de diciembre y el 6 de enero desde otro municipio no perteneciente a la comunidad autónoma hay que demostrar que vas a reunirte con tu familia “o con allegados”, pero no se sabe cómo lo acreditas. Ni tampoco a quién se incluye en la categoría de allegado. Según el ministro, los de “una afectividad especial”. ¿Se incluye a los novios y las novias, los otros y las otras, los amigos y las amigas con derechos hasta dónde?

Vamos poner dos ejemplos prácticos. La familia Sánchez Gómez, con residencia en San Fernando (Cádiz), está formada por un matrimonio, tres hijos con sus respectivos cónyuges (sin entrar en detalles) y tres nietos. Total: 11 personas, de las que una pareja reside en El Puerto, otra en Almería, y la última en Sant Joan de Vilatorrada (Barcelona) y conviven en cuatro núcleos familiares diferentes. Esta familia Sánchez Gómez no puede celebrar conjuntamente la Navidad, como era su costumbre, si bien puede echarlo a suertes, o alcanzar un pacto, o quedarse cada cual por su lado. Y los de Cataluña se deberían resignar a hablar por teléfono con los abuelos si no los dejan salir.

Otro ejemplo sería el de la familia González Rodríguez, residente en el barrio de la Viña gaditano. Ahí te vas a equivocar, porque no son los que estabas pensando. Estos viven en la calle Lubet. La familia está formada por una pareja de hecho, cuatro hijos solteros, una hija separada, su allegado y un nieto. Total: 9 personas, de las que seis viven en el hogar familiar, y la hija, el allegado y el nieto en Galapagar (Madrid), por lo que conviven en dos núcleos diferenciados. Pues esta familia González Rodríguez está de enhorabuena: ellos pueden. ¡Por Navidad sí se puede! Podrán celebrarla unidos, gracias a que tienen dos nietos menos que los Sánchez Gómez. A no ser que un guardia civil con bigote no deje pasar a los de Galapagar porque no pudieron demostrarlo, o cualquier cosa rara.

¿Y eso es científico y transparente? ¿Y qué pasa si se ponen a cantar villancicos y se les pasa la hora del toque de queda con la tajá? ¿Y quién va a ser el policía local que los detenga? ¿Y la democracia era eso?

José Joaquín León