AUNQUE ahora se intenta negociar una alternativa que no sea traumática, las intenciones de Airbus ya habían sido expresadas públicamente: cerrar la factoría de Puerto Real. En estos momentos, hace falta un acuerdo para salvar el máximo empleo posible. Y ojalá continúe activa la factoría de Puerto Real, a la que pusieron la cruz, tras encumbrarla. Fue elogiada como su planta estrella en la provincia de Cádiz. Allí se quedó, en 1988, la herencia de Construcciones Aeronáuticas, cuando salió de la capital para ir a Puerto Real y dejaron los terrenos baldíos de Puntales. Eran los años en que todo lo que había en Cádiz se iba a Puerto Real: la Aeronáutica con sus trabajadores, el campus principal de la Universidad… Hasta este Diario se fue a Puerto Real, con sus redactores y sus autobuses, si bien volvió poco después a la capital. Lo que se llevaron a Puerto Real ha tenido sus más y sus menos. Ahora casi todo está a la espera de un milagro de la Virgen de Lourdes, que es su Patrona.

¿Por qué la planta de Airbus en Puerto Real es una ruina para la empresa? Pues porque trabajaban en el proyecto estrella de la compañía: el A380. Y este avión se ha ido al garete, por no decir otra cosa. Fue presentado como el avión de pasajeros más grande del mundo, capaz de competir y superar al Boeing 747. Con su capacidad para más de 500 pasajeros, aspiraba a seguir creciendo, incluso con el modelo Plus, que después frenaron. Hasta 2019 era un éxito, habíamos pasado por los años dorados de la aviación, por el boom del turismo mundial, por los vuelos masivos y cada vez más frecuentes por el planeta.

Le podemos echar las culpas al coronavirus, que se llevó todo eso al garete, por no decir al carajo. Pero antes de que apareciera en Wuhan el Covid 19, la compañía Airbus ya había decidido cepillarse el proyecto del A380, que tenía una fecha de caducidad: 2021. Cuando lo dijeron, en 2019, la gente lo veía lejano. Ni siquiera Bill Gates había profetizado lo que sucedería. En la Junta, aún estaba de presidenta Susana Díaz, diciendo que el sector aeronáutico era el orgullo tecnológico de Andalucía.

En dos años el mundo ha cambiado. Ya nadie conoce a nadie, vamos con mascarillas. Cuando se cargaron el proyecto dijeron que era por culpa de la línea aérea de los Emiratos Árabes, su principal cliente, que se echó atrás. A los Emiratos se ha ido Don Juan Carlos. La vida da muchas idas y vueltas. Al final, las víctimas son los trabajadores que pierden su trabajo. Y es vergonzoso que Airbus invierta 400 millones en Getafe y organicen una fiesta mientras intentan cerrar su factoría de Puerto Real.

José Joaquín León