SUPONGO que el buque BAM-IS que le han concedido al astillero de Navantia de Puerto Real, y que generará más de mil empleos durante tres años y medio, será construido por trabajadores netamente gaditanos. Lo digo porque el presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, estuvo la semana pasada de visita, y recordó que para las reparaciones de cruceros en los astilleros de Puerto Real y Cádiz (ciudad a la que se considera la capital del paro español) ha sido necesario contratar a trabajadores extranjeros, porque aquí no había capacidad para asumirlo. El dato de los mil extranjeros para reparar cruceros chirría, porque hay algo que no se entiende bien. No parece normal que por un lado se reclame más trabajo y por otro lado resulte que falta personal para el trabajo existente, que según se suponía era poco, discontinuo y malo.

De inmediato se ha culpado a la industria auxiliar gaditana del Metal. Los empresarios vuelven a ser los malos de esta película, porque no han creado empresas suficientes para atender los pedidos. Los mil trabajadores extranjeros que han venido para reparar el Carnival Factory en Puerto Real, como otros cientos de trabajadores extranjeros que llegaron para reparar otros cruceros en el astillero de la capital gaditana, no vinieron porque los empresarios sean unos chuflas, sino porque no había personal especializado para atender esos trabajos. Y es verdad que hay trabajadores gaditanos del Metal que emigran a otros lugares de España donde les pagan más. Pero también hay un desequilibrio. A resultas del cual se ha creado el tópico de que aquí no hay trabajo. Y algunas veces lo que no hay es trabajador.

Los trabajadores tampoco salen de debajo de las piedras. Los trabajadores deben estar en relación directa con las necesidades del mercado laboral y deben ser especialistas. Algo falla. Porque no sólo faltan trabajadores especializados para reparar los cruceros y para la industria naval. En meses anteriores supimos que hacían falta más camareros para la campaña de verano en la provincia. También que hacían falta alrededor de 400 camioneros para la logística en la provincia. También que hacen falta unos mil albañiles para nuevas obras en la provincia.

Esas necesidades se compadecen con las lamentaciones y quejas habituales. Es que los camareros ganan poco. Es que el oficio de camionero es muy duro. Es que el albañil se juega el pellejo en el andamio. Es que reparar un barco requiere formación… En fin, es más sencillo decir que faltan trabajadores, que no hay trabajo, y que la culpa es de los empresarios y los políticos.

José Joaquín León