HOY será recibido como académico de número de la Real Academia Provincial de Bellas Artes el fotógrafo Joaquín Hernández Conde, al que todo el mundo conoce en Cádiz como Kiki. Con el nombramiento de Kiki como académico, el fotoperiodismo gaditano entra en el Salón Regio de la Diputación, pero no a la bulla, como sea, para captar imágenes de los demás, sino para establecer sus poderes. Kiki es la historia de la fotografía en Cádiz desde la Transición en adelante. Ya he escrito, en otra ocasión, que fue el príncipe heredero del Reino Fotográfico de Juman. Si Juan Martínez Neto es imprescindible para conocer el tiempo del régimen anterior en Cádiz, sin Kiki no se entiende nada de lo que vino a continuación.

Reconocer a la fotografía periodística entre las Bellas Artes es una decisión valiente, que ha adoptado la Real Academia presidida por Rosario Martínez. Durante un tiempo las fotos de los diarios fueron despreciadas, incluso se arrojaban con indiferencia al cubo de la basura. Algunos ni siquiera las guardaban en los archivos, para mantener vivo el recuerdo de lo que sucedía cada día. Sin entender que la historia era eso. ¿O qué va a ser la historia contemporánea sin fotos? Los que se movían no salían, desde los tiempos de Alfonso Guerra, y era peor para ellos, porque se quedaban con las ganas, o compuestos y sin fotos.

Kiki nos ha dejado el testimonio vivo de un tiempo de Cádiz. Él no ha tirado sus fotos a la basura, y está rescatando todo el fulgor de su archivo, en el que atesora auténticas joyas del pasado y la gente de Cádiz. Kiki ha fotografiado todo, pero lo que mejor le sale son las personas, la gente, como se dice ahora. Para mí (sin que se enfade nadie), es el mejor retratista de Cádiz, porque sabe captar el espíritu de cada cual. Sus retratos son fotos vivas, en las que el reproducido o la reproducida se quedan perpetuados.

A lo largo de una carrera muy fructífera, Kiki no sólo se ha especializado en las cosas de Cádiz, en miles de actos, en los tipos vivos, en los tipos del Carnaval y todo eso que ya sabemos. Nadie como él ha visto La Habana que hay en Cádiz, ni el Cádiz que hay en La Habana. Y no se ha limitado a andar por casa, sino que ha buscado la verdad de la foto desde Marruecos hasta la India.

También hay que añadir que Kiki fotógrafo no es él solo, sino Kiki y sus circunstancias. Sobre todo su familia, empezando por su esposa, la verdadera Carmen Romero, y por su hija Rocío, que ha seguido la trayectoria artística. Tantos años retratando el protagonismo de los otros han convertido a Kiki en el gran protagonista de otra historia. Por eso, es ya un Kiki académico.

José Joaquín León