UNAS sencillas declaraciones de Susana Díaz (realizadas en una entrevista centrada en qué hay de lo suyo) han provocado efectos colaterales en Cádiz. Al preguntarle por su relación con Podemos, que se sabe que no es idílica, y de lo que ocurrió en Cádiz, Susana expresó algunos pensamientos, que han sido replicados por el alcalde Cádiz, y no precisamente para hacer amigos y amigas en la Junta. Por si fuera poco, ha terciado en la polémica, el delegado de la Junta, Fernando López Gil, que se mete en todo, y ha recordado a Kichi que el cargo de alcalde que ostenta en Cádiz se lo debe al PSOE. Un detalle que todo el mundo conocía, y con el que López Gil no le hace un favor a los suyos, sino que los reconoce como responsables del asunto y del posible desaguisado.

Entre lo que dijo Susana Díaz, que es la jefa de López Gil, hay que recordar dos cuestiones interesantes. La primera es la de los piropos a Fran González, al que ha encumbrado como gran portavoz municipal. Y es más meritorio teniendo en cuenta que el PSOE local de Cádiz, cuyo líder es Fran, se situó voluntariamente, y sin venir a cuento, como más pedrista que Pedro, cuando Sánchez ya tenía toda la cara de un fiel difunto político. Una decisión kamikaze, que Irene García, secretaria provincial, más o menos disculpó, como si hubiera sido una pamplina, o como si los del PSOE local de Cádiz cometieran esas travesuras para distraerse. Con esto se quiere dejar claro que Fran no tuvo la culpa, sino que se lo colaron.

Por otra parte dijo Susana Díaz que votaron al alcalde de Podemos, el señor González Santos, porque “la otra alternativa no era mucho mejor”. Implícitamente se puede entender que tampoco era mucho peor; e incluso se puede deducir que quizá fuera un poco mejor, aunque no lo suficiente para asumir el abucheo y la bronca en San Juan de Dios. La otra alternativa “no mucho mejor” era Teófila, que resultaba heavy de votar para el PSOE de Cádiz, después de los 20 años al sol y a la sombra de ella.

Sin abundar en el asunto, porque Susana Díaz está a verlas venir con lo suyo, quedan en el ambiente algunas dudas para el futuro. Entre las que destaca una: que Susana sufra una tentación. Con otra alternativa gaditana, que le pueda parecer a ella un poco mejor que la existente, quizá no vuelva a pasar lo que recordó López Gil, y ya no les deban nada. Pero es una elucubración sin fundamento actual. La buena gente confunde la realidad con el deseo. La Realidad y el Deseo es la antología de los poemas de Luis Cernuda. Nuestra realidad era esto.

José Joaquín León