YA nadie habla de los Clinton, como les decían los maliciosos al alcalde de Cádiz, José María González Santos, y a su compañera, Teresa Rodríguez, líder suprema de Podemos en Andalucía. El mote era ocurrente, pero desajustado a la realidad. A Teresa no le ha pasado como a Hillary, ni ella se ha encontrado con ningún Tiriti Trump por el camino. Por el contrario, en estos días pasados, Teresa ha ido a lo grande, que era afirmarse como la líder de Podemos en Andalucía. Su candidatura se denominaba Por una marea andaluza, y ha ganado como una ola. Ha sido un éxito indiscutible, ya que obtuvo el 75,64 % de los votos emitidos.

Este asunto merece un breve análisis. Teresa Rodríguez, que ya estaba en el poder podemita, se encontró con dos candidaturas de oposición: una liderada por Carmen Lizárraga, que es la presidenta del grupo en el Parlamento Andaluz, donde Teresa es portavoz. Se decía que Iñigo Errejón manejaba esa candidatura. Y la otra encabezada por Begoña Gutiérrez, que es la jefa de Podemos en Sevilla, en cuyo círculo suele perder muchas votaciones; y que ejercía, según algunos críticos, como testaferra de Sergio Pascual, aquel secretario de Organización que dejó de serlo por sus desavenencias con Lenin 3.0, digo con Pablo Iglesias.

Con esos detalles se aprecia que hasta en las mejores familias hay problemas, y en las peores también. La fraternal discusión de pablistas e iñiguistas llegó a Andalucía con sus variantes castizas. Es curioso que las candidaturas críticas estuvieran encabezadas por dos compañeras de Teresa, con las que trabaja en común en el Parlamento Andaluz. Con amiguitas como esas, no le hace falta pelearse con Susana Díaz. Se habló de una candidatura unificada de la oposición de Podemos, pero no fueron capaces de alcanzar un acuerdo. Divide y vencerás. ¿Y además para qué? Entre las dos criticonas juntas apenas sacaron el 22,75%. Fueron arrasadas por la marea de la líder en las urnas, o donde se votara, pues estos de la nueva política son digitales y no suelen poner urnas, que les parecerán antiguas.

En el Parlamento de Andalucía, Teresa es la señora Rodríguez, igual que Susana es la señora Díaz, como la llama Juanma Moreno; igual que a Teófila la llamaban la señora Martínez, en sus históricos debates con Manolo Chaves. A la señora Rodríguez se le nota que está crecida, y además de mejorar su look, ha declarado la independencia andaluza de Podemos. Nadie se lo ha tomado en serio. Esperemos que su compañero no declare independiente el cantón de Cádiz.

José Joaquín León