LAS tres primeras obras de misericordia espirituales son: Enseñar al que no sabe, Dar buen consejo al que lo necesita y Corregir al que se equivoca. Como a este Gobierno de Pedro y Pablo no le gusta la clase de Religión, quizás no lo han estudiado. No enseñan, no saben, se equivocan, etcétera. Pero para aprobar la difícil asignatura de la Pandemia del Siglo XXI (en la que los van a catear otra vez, se está viendo venir), algo deberían hacer. Por ejemplo, preguntar a los que saben más que ellos. En el caso de la vuelta al colegio, es pintoresco lo que se oye y se lee: hay que volver a las clases, y con garantías de seguridad. Pues claro. Es una obviedad, la cuadratura del círculo. ¿Y eso cómo se consigue? No es tan fácil.

Entonces, para enseñar al que no sabe, lo mejor es observar lo que hicieron en otros países donde saben más. O, al menos, lo disimulan mejor. Les vamos a poner un ejemplo con un país cuyo Gobierno se proclama comunista, aunque resulta tan capitalista como el que más. Es decir, parecido a lo nuestro. Este virus es de origen chino, según Donald Trump. ¿Y qué ha pasado en China? Los niños volvieron a los colegios antes del verano.

He preguntado a Shanghái y esto es lo que hicieron: “Cuarentena con trazabilidad total a todos los niños 14 días antes de empezar el colegio. Test a todos los niños un par de días antes de empezar, y al que diera positivo no se le dejaba ir al colegio y se aislaba a su familia y contactos de los últimos 14 días. Eso antes de empezar las clases. Luego, en la escuela, controles de temperatura todos los días, comprobación de que el niño/a tiene código verde sanitario al entrar cada mañana (es una aplicación que controla mucho más que la de Radar Covid y que se exige para entrar en cualquier edificio o espacio público en China). Al alumno que llegue con fiebre se le manda de vuelta a casa, y se le impone una multa a su familia por llevarlo al colegio sabiendo que está enfermo”.

En el resto de Asia están tomando medidas parecidas, con mejores resultados que en Europa (y ya veremos en España). Sin embargo, aquí lo quieren solucionar en plan sindical: con ratios bajas y contratando a más profesores. Mientras se deja al azar que puedan enfermar cientos de niños, aunque el problema no es tanto el de los chiquillos (está demostrado que pasan levemente la enfermedad), sino los contagios a sus profesores y a sus familias.

Al coronavirus hay que estudiarlo mejor. Pedro Sánchez, si vuelve a suspender, debería ponerse ya las orejas de burro.

José Joaquín León