UNA vez más se ha visto el machismo que existe en los altos cargos de este país. Y también que los políticos y políticas son unos oportunistas que intentan arrimar el pico a su sardina. Resultó que la selección de España ha ganado con brillantez el Mundial femenino de fútbol. Y ha sido como una forma de desnudar las vergüenzas de este país, que presume de lo que no es. Presume de tolerancia, respeto y modernidad, de pluralismo, feminismo y avances sociales, cuando veníamos de ser la última dictadura de Europa occidental. Pendulazos van y pendulazos vienen. Populismo al por mayor. Podemos ser los más retrógrados o los más progres. Somos los mejores del mundo (de boquilla), aunque no se lo cree nadie.

TODAVÍA hay especulaciones sobre los fallos en las encuestas. Excepto la del CIS, auguraban una victoria clara del PP, y se suponía que podría formar Gobierno con amplia mayoría si conseguía el apoyo de Vox. “Sucedió que los votos cambiaron mucho en la última semana”, explican los encuestadores para justificarse. Y omiten que la misma noche del 23 de julio, tras las encuestas a pie de urnas, algunos dijeron que Feijóo alcanzaba la mayoría con Vox. Sin embargo, la culpa no fue de los encuestadores. Ni ha salido ese resultado diabólico sólo por las estrategias de Sánchez, o por el voto útil catalanista. Como suele pasar cuando te marcan un gol, a Feijóo le falló la defensa. O sea, que Feijóo y su equipo cometieron errores gruesos.

ESTAMOS en la semana del puente de agosto, como dicen en televisión. El puente de la Virgen de agosto, como precisan otros. Puente por delante y por detrás del día 15, cuando se conmemora la Asunción de la Virgen a los cielos. Un milagro maravilloso. Muchas ciudades celebran fiestas patronales y no patronales, herencia de la fe cristiana y de la devoción mariana que marca el calendario. La fecha ha llegado tras la aún reciente celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, presidida por el Papa Francisco, a la que viajaron miles de jóvenes andaluces y del resto de España y la Humanidad. Peregrinos en pos de un testimonio de fe.

PARA entender el bloqueo al que ha llegado España, lo primero es conocer las reglas del juego. Pedro Sánchez es un animal político, que juega canchero, como dicen los argentinos. Estaba predestinado a perder las elecciones del 23-J por su mala gestión, pero se salvó a tiempo con una estrategia simple: consiguió que el partido antipático no estuviera en la izquierda, sino en la derecha. Ocultó a Podemos y puso el foco en Vox. A partir de ahí, Vox se pasó de torpezas. Vox hizo lo contrario que interesaba para derrotar al sanchismo. Abascal y Buxadé hicieron una campaña como si vinieran de galopar con el Cid Campeador. Y Sánchez sólo hablaba de Vox.

GRACIAS a las vacaciones, la gente se desintoxica de política, y chapotea en las playas sin que vote Txapote. Por culpa de los calores y los incendios, la actualidad informativa ofrece otros puntos de interés. Pero pronto volverán las oscuras aves de mal agüero a volar por este país. Y conviene no olvidar donde estamos. En un bloqueo para gobernar, que sólo se podría solucionar con acuerdos entre el PP y el PSOE, o convocando nuevas elecciones, a ver si sale algo diferente a la ingobernabilidad. Aparte de eso, hay asignaturas pendientes que pasan desapercibidas. Como el fracaso de un pacto del PP y el PSOE en Ceuta, porque Pedro Sánchez no lo ha permitido, mientras disfrutaba sus vacaciones en Marruecos.