NO lo dirán con claridad, pero el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy seguirá en funciones mientras dure. Cambiarán unos ministros y seguirán otros. Sorayita o Mari Loli. ¿Y qué? En contra de lo que están diciendo, el PSOE no va a permitir que gobierne el PP, estén tranquilos sus militantes negativos, porque es imposible hacerlo con 137 diputados. Ni siquiera se puede aprobar un presupuesto sin negociarlo. Así que será un Gobierno como en funciones, ya sin el corsé de las terceras elecciones, pero de corto alcance. Olvídense del rodillo y de imponer el programa electoral. Ni siquiera Ciudadanos, que ha pactado previamente unos acuerdos, les ofrecerá un apoyo firme.

DESDE un punto de vista teórico, las terceras elecciones parecen una barbaridad, pero desde un punto de vista pragmático posiblemente sería lo mejor. Se comprobaría el impacto real que han tenido las paridas de los últimos meses en el electorado. La situación no es la misma, por lo que tampoco es seguro que los resultados fueran idénticos, ni siquiera parecidos. Se votaría el 18 de diciembre, sin miedo a una indigestión de polvorones; esto es, dos días antes que el 20-D de 2015. El cansancio del elector tampoco me parece tan agobiante. Hay que ser muy flojo para cansarse por votar tres veces en un año. Yo voto cerca de donde vivo, y paso por la puerta del colegio muchos días. No se pierde tanto tiempo.

LA buena gente está decepcionada con la nueva política que han puesto de moda los nuevos partidos, a la que se han sumado los viejos partidos de la vieja política, que ahora quieren ser tan nuevos y tan modernos como el que más. Por ello, están dispuestos a destrozarse, y después a reorganizarse, refundarse, o lo que hiciera falta. Un nuevo PSOE y un nuevo PP, con otros nombres más poéticos, convertirían en viejos a Podemos y Ciudadanos, que también deberían refundarse para ser más modernos. Y así seguirían. Pues la novedad era eso; o sea, nada.