EN aquellos días, cuando vivíamos confinados, era frecuente leer declaraciones que decían: “De esta pandemia vamos a salir mejor”, Supongo que lo proclamaban a modo de mentira piadosa, por dar ánimos a las criaturas que no podían ir a los colegios aunque quisieran, a los padres que teletrabajaban, a los autónomos que se arruinaban, a los ancianos que vivían con espanto en las residencias, y demás familia. Ha pasado más de medio año desde que empezó el estado de alarma y el encierro, así como quien no quiere la cosa. Y vemos que ha originado cambios en las costumbres. En Sevilla y en el resto de España. Otro ejemplo: el transporte ya no es lo que era.

Todo lo que cuentan queda en el subconsciente colectivo, para bien o para mal. Si dicen que las mascarillas no sirven para nada y que es mejor lavarse las manos como Pilatos (y eso lo explicó el mismísimo Pedro Sánchez, que además lo practicaba) después no es tan fácil convencer a los niñatos de las botellonas en los Jardines de Murillo para lo contrario. También dijeron en la fase 1 (o en no sé qué fase, lo mismo da) que era preferible no viajar en el transporte público para evitar las aglomeraciones. Es decir, que lo mejor era desplazarse solo en el coche propio, para que ningún asintomático te pudiera contagiar miasmas. La gente tomó nota.

Para que no faltara nada, el Gobierno aprobó las ayudas para ventas de automóviles, con los planes Renove y Moves (este últimos para la venta de coches eléctricos). Con esos planes se ha frenado en parte la bajada de ventas (un 40% menos en lo que va de año), si bien en agosto, cuando vendieron casi 67.000 coches en España, las ventas descendieron un 10% con respecto al mismo mes de 2019, cuando no se beneficiaban con esos planes, ni estaba la gente tan arruinada. Según los expertos del sector, en las últimas semanas están creciendo las ventas de coches, pero no los nuevos, sino los usados. Los más quemados del mercado, los más viejos y más baratos, aunque sean los más contaminantes. Es decir, economía de subsistencia.

Juan Espadas ya anunció que el Ayuntamiento asumirá las pérdidas de Tussam, que poco a poco se va recuperando, aunque en algunos momentos de la pandemia perdió hasta un 92 por ciento de sus viajeros. Aún hay miedo al autobús. ¿Y el miedo al tranvía? ¿Y el miedo al Metro? Cuando quieren ampliar las líneas existentes, resulta que llega una crisis.

No seamos pesimistas. Cuando inauguren la línea 3 del Metro ya estarán todos los sevillanos vacunados. Aunque quizá haya aparecido otro coronavirus.

José Joaquín León