EL turismo está de capa caída y apretándose el cinturón de esparto, ya se sabe, pero algún día volverá por sus fueros. Con permiso de los confinamientos. Pero el turismo se debe preparar y diversificarse, especialmente si nos espera una Semana Santa sin procesiones y una Feria sin casetas. Antes de la pandemia, en algunos países con mejores datos que España, estaban promocionando el llamado Dark Tourist, sobre el que se ocupó The New York Times (la biblia de las tendencias viajeras). Ese turismo de la oscuridad se basa en los horrores y la repelencia, sobre la base de un lema que nos suena a algo: “Cuanto peor, mejor”.

Los turistas visitaban lugares de catástrofes como Chernobyl, campos de concentración nazis, cementerios inquietantes, escenarios de matanzas… A estos turistas les gustaba alojarse en hoteles con encanto, construidos en cárceles reconvertidas, en mazmorras de castillos, o en sitios peores, como un hostal temático que construyeron en Sarajevo, donde por las noches revivían la guerra de los Balcanes. En ese hostal de Sarajevo, llamado The War Hostel, dormían en colchones en el suelo, mientras sonaban disparos y explosiones. La mejor habitación (conocida como El Búnker) era la más incómoda.

En Sevilla podrían organizar una Ruta de los Horrores, basada en el patrimonio histórico. Sería una solución para esos edificios donde el alcalde Juan Espadas no sabe qué hacer. Empezando por el más horroroso, que es el de la comisaría de la Gavidia. Para ambientarlo, lo mejor sería dejarlo tal cual, con ratas, o invertir 12 millones de euros en empeorarlo. En las visitas podrían explicar que ese edificio está gafado, que todo lo que hicieron fue horrible, que cometieron torturas, que existe un maleficio para que nunca se inaugure allí un negocio. La comisaría de la Gavidia se podría convertir en una atracción, e incorporar la visita a San Hermenegildo en el mismo ticket, explicando que es una iglesia abandonada por otra maldición.

A esa ruta se podrían incorporar el antiguo mercado de la Puerta de la Carne, las Atarazanas, el convento de San Agustín, la antigua iglesia de San Lázaro y terminar en el cementerio de los ingleses, un lugar ideal para el dark turist. Para los amantes de las curiosidades podrían ampliar la visita a Tablada, el gran parque oscuro de Sevilla, frecuentado por vampiros.

Los norteamericanos, los rusos, los chinos, los japoneses… Algún día volverán. Son los turistas potenciales de estas aventuras. Hay que estar preparados, porque la competencia será dura, de aquí te espero. Y siguen construyendo hoteles.

José Joaquín León