SE habla y se escribe mucho de Madrid, pero los datos de la pandemia en los últimos días son preocupantes para Andalucía, en general, y Sevilla, en particular. Andalucía ya apareció la semana pasada como la segunda comunidad de España con más muertos en siete días, con 51, por detrás de Madrid (87) y por delante de Castilla y León (34). Aunque los datos suben o bajan, según los días, Sevilla ya no es el oasis que fue en el tiempo del encierro. Las cifras de la confinada Casariche llaman la atención, al registrar el triple de contagiados que los distritos cerrados en Madrid. Es un municipio pequeño, en una zona no turística. Los contagios tan altos se habían atribuido “a tres bodas”. Una simpleza.

En la provincia de Sevilla ya hay siete municipios con más de 500 contagios por cada 100.000 habitantes (porcentuales), que es el baremo presunto para los confinamientos, según las discusiones partidistas y vergonzosas entre el ministro Salvador Illa y el consejero madrileño de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero. De esos siete municipios, además de Casariche, hay tres más en su entorno cercano de la Sierra Sur: Badolatosa, Martín de la Jara y Aguadulce. Cuidado ahí. Los otros son Arahal, Villaverde del Río y La Campana. Es decir, todos son municipios rurales, que no se encuentran entre los más cercanos a la periferia metropolitana de la capital. Eso demuestra un cambio de tendencia con respecto a la primera ola. Y cuestiona el mito de que castiga sólo a las grandes ciudades.

Otro factor de alto riesgo se mantiene en las residencias de mayores. Los datos de Andalucía (y de Sevilla) son inquietantes, a pesar de las experiencias de la primera ola. Vamos a decirlo claro: son más peligrosos los cuidadores que los mayores. Los residentes han recibido visitas, que en algunos casos introdujeron el coronavirus. Pero, en la mayoría de los casos, quienes lo han llevado adentro pertenecían al personal laboral. Son chocantes (de shock) los datos publicados recientemente por la Junta, según los cuales el Covid-19 afectaba a 115 residencias de Andalucía. Esas residencias suponen apenas el 10,38 % de las existentes en la comunidad autónoma. Pero de las 115 que registran casos, en 66 todos los positivos son trabajadores.

Sevilla vivió el desconfinamiento con relajación y una cierta fantasía de inmunidad e impunidad. Más que nada entre los jóvenes, con o sin botellonas. Se han frenado los intentos de satanizar barrios como el Polígono Sur. Pero no se puede descuidar la responsabilidad individual. Si el coronavirus ya alcanza un nivel preocupante en Sevilla no es por casualidad.

José Joaquín León