SI el poeta Manuel Machado volviera a escribir su poema de Andalucía, y lo aplicara a la situación municipal (lo que de por sí resultaría prosaico), quizá lo terminara a verso cambiado: “¿Y Sevilla?”. Pues Sevilla, que en sí misma se insinúa como omnicomprensiva en ese poema, parece que ya no le importa al PSOE y al PP, los partidos mayoritarios que la han gobernado en el siglo XXI. Se dejan llevar por sus intereses partidistas, por recolocar a militantes que han utilizado el Ayuntamiento de la capital andaluza como trampolín para nuevos logros, o que van a ser relevados para promocionar a otros. Y lo más curioso es que esta crisis de credibilidad llega cuando se ha cumplido menos de la mitad del mandato municipal. Faltan más de dos años para las elecciones de la Casa Grande, que se convocarán en mayo de 2023.

¿Y Sevilla? Eso es lo que parecen preguntarse en el PSOE y en el PP. El rifirrafe de los socialistas se acrecienta desde que Susana Díaz perdió la presidencia de la Junta y Pedro Sánchez entendió que era la gran oportunidad para liquidarla. Los intentos de cambiarla por la ministra María Jesús Montero no cuajaron. Así surgió la opción de Juan Espadas. En 2023 cumplirá ocho años como alcalde de Sevilla. Y aunque podría seguir (no se ve otra alternativa más fuerte), el PSOE ha pensado en él para recuperar la Junta de Andalucía. Ya no disimula. Incluso cuando estaba prohibido el desplazamiento entre provincias, Juan Espadas ha salido de excursión, lo mismo a Málaga que a Chiclana, en busca de apoyos para prejubilar a Susana.

¿Y el PP? Juanma Moreno jugaba a ser como Javier Arenas, pero con despacho en San Telmo, sutil diferencia, hasta que les ha llegado el momento de la esquizofrenia. ¡Vaya el ejemplo que están dando a los niños de las Nuevas Generaciones! El intento de cargarse a Beltrán Pérez ha sido de sainete bufo, o de chirigota. Saturno intenta devorar a su hijo y se le atraganta. Este Beltrán es el mismo que formaba el clan de los Pérez con Virginia. El mismo al que se acusó de apoyar a Zoido para después hacerle la pirula. El mismo que siguió para presentarse otra vez al martirio en las elecciones municipales, y no quedó del todo mal, al menos no peor que Pablo Casado en las generales. El mismo que ejerce la oposición en un Ayuntamiento donde nadie cree que sea necesaria una oposición, pues el alcalde incluso se va de excursión. El mismo al que ahora le dicen que no volverá a ser candidato, porque en Tomares hay otro, José Luis Sanz, al que se le está pasando el arroz, de tanto esperar algo más que gobernar en Tomares.

¿Y Sevilla? Ahí quedó, como si ya no le importara a ningún partido.

José Joaquín León