LOS Juegos Olímpicos de Tokio 2021 están en peligro, después de haber sido aplazados en 2020 por la pandemia. EEUU ha recomendado que sus ciudadanos no viajen a Japón y cada vez hay más presión pidiendo que los cancelen. La gente joven quizá no lo sabe y los mayores quizá lo han olvidado, pero Sevilla fue candidata tres veces a organizar unos Juegos Olímpicos: los de 2004, 2008 y 2012. Bueno, eso se dijo. Posibilidades reales nunca hubo. La candidatura presentaba defectos, entre ellos el transporte público. Una ciudad sin Metro no puede acoger unas Olimpiadas, advertían los entendidos, entre ágape y ágape. Prometieron que construirían un Metro, y ahí está: con una línea como muestra y tres en el limbo. Los Juegos Olímpicos vuelven a la actualidad. Es raro que a Juan Espadas no se le haya ocurrido pedirlos, por si acaso, aunque fueran de segunda mano y fabricados en Japón. Ha perdido la oportunidad de hablar en japonés, y de reforzar su candidatura a la Junta.

Los japoneses tienen fama de raros, sobre todo para los que no somos japoneses. Después de leer las novelas de Haruki Murakami se nos forma una opinión distorsionada, y podemos creer que hablan con los gatos, se esconden en pozos y tienen tendencia a lo misterioso. El 80% de los japoneses no quiere los Juegos Olimpicos. Con mucho gus to se los regalarían a Sevilla. Sólo está vacunado contra el coronavirus el 5% de los japoneses, por lo que el riesgo de tsunami pandémico es alto. Aún así, el Gobierno de Pedro Sánchez, desde el lunes pasado, les permite venir a España como si nada. Los ha indultado sin PCR.

Cuando dijeron que la Eurocopa de fútbol no se podía disputar en Bilbao, aquí estaba Sevilla para reclamarla. Existe un estadio en La Cartuja que sirve para algo más que vacunarse con las segundas dosis de AstraZeneca, Pfizer o lo que sea, hoy en día todos somos especialistas en vacunas, y se ponen a la carta. Pero, además de eso, el estadio se construyó para unas hipotéticas Olimpiadas, así que vendrían como un anillo olímpico al dedo. Y, además, Sevilla sería la envidia de Madrid, que también patinó cuando lo intentó, a pesar de los cafés con leche de Ana Botella.

Desde que llegó Juan Espadas a la Alcaldía hemos acogido los premios Goya, la gala de MTV, congresos mundiales de turismo o de astronautas, la Eurocopa de fútbol, una candidatura para la Junta de Andalucía… Sólo le faltan un Santo Entierro Grande y unos Juegos Olímpicos para ser perfecto. Se le ha ido viva la oportunidad. Será una gran pérdida para la hostelería. ¿Y lo que hubiéramos disfrutado?

José Joaquín León