ADMIRABLE es la polémica que han montado con el cartel de la Semana Santa pintado por Salustiano (que firma así, a secas), y que ya es mundialmente conocido. Yo no sabía que un cartel de la Semana Santa de Sevilla es tan importante. Salustiano pintó obras para el Dalai Lama o Sharon Stone, pero nadie lo conocía cuando paseaba por la calle Sierpes. Sin embargo, ha pintado un cartel para la Semana Santa y apareció en todos los telediarios nacionales. Mejor publicidad no puede tener, porque la carcundia ha salido a bloque. Ya lo dijo otro pintor, Salvador Dalí, “que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mí”. Dalí pintó a su Gala como Madonna de Port Lligat y le regaló una copia a Pío XII en mano. Pero parece que la obra no es de Salustiano, que la pintó, sino del Consejo de Hermandades, que lo nombró.

El año pasado, por el contrario, se elogió muchísimo el cartel de la Semana Santa de Sevilla, que pintó Daniel Franca. No apareció en todos los telediarios. Pero esa obra, que representa el paso de palio de la Virgen de la Estrella como un ascua de luz en movimiento, mereció justos elogios. Naturalmente, según las escrituras, la culpa de que gustara a los sevillanos de todos los gustos, incluso a los sabios, fue de Daniel Franca, que lo pintó. Pero no del Consejo, que lo nombró.

Pues el Consejo sólo está para lo malo. Si el cartel le gusta a uno, es un acierto del pintor. Si el cartel no le gusta a otro, es un fallo del Consejo. Si el Pregón le gusta a uno, es mérito del pregonero. Si el Pregón disgusta a otro, es un error del Consejo. Si se forma un tumulto en la calle Sierpes, o el zanco de un paso deja herido a un niño al arriarlo, la culpa es del Consejo pesetero por poner demasiadas sillas. Si es necesario retirar mil sillas de la calle Sierpes por motivos de seguridad, la culpa es del Consejo insensible. Si en un borrador municipal, que aún no se ha aprobado (ni se aprobará), plantean prohibir la cera en algunas procesiones, la culpa es del Consejo, por no presentar enmiendas que no puede presentar. Es vergonzoso que un partido de extrema derecha haga politiqueo cutre y se dediquen a tirar piedras y esconderse.

Si las cofradías cumplen los horarios un día de la Semana Santa es gracias a su esfuerzo y solidaridad. Si no los cumplen, la culpa es del Consejo, por decidir esos horarios e itinerarios. Y no digamos nada del precio de las sillas y palcos. Han subido menos que el aceite de oliva. Y se pagan ya sin IVA. ¿Gracias a quién? Es alarmante que algunos que presumen de liberales soliciten en público la censura de un cartel. Oye, que el Consejo no es la Santa Inquisición. Y una leyenda cuenta que el Cachorro está inspirado en un gitano de la Cava. Año 1682, o algo así.

José Joaquín León