LA propuesta de Podemos para legalizar a los manteros ha mosqueado a los comerciantes. ¿Se imaginan lo que ocurriría en Sevilla? Si están quitando los veladores, ¿cómo van a permitir las mantas? Sobre todo por lo que venden, que mayormente son productos falsificados. En esos negocios ilegales Sevilla ya es una potencia. Y no olvidemos que los pobrecitos manteros son el eslabón más débil de una cadena, que funciona en modo mafioso y se aprovecha de sus necesidades para negocios millonarios. Si esa propuesta la hace otro partido, se hubiera considerado como lo que es, una chorrada impresentable, pero como viene de Pablo Iglesias y sus muchachos, parece que es el amigo de los marginados.

NO hay que ser alarmistas, pero tampoco mirar hacia otro lado. La gente va diciendo lo mismo: “¡Anda que si el incidente de la calle Cuna, con las explosiones y el humo, llega a pasar una semana después!”. Pues hubiera sido mala suerte, sí, porque también pudo ocurrir un 20 de agosto con todas las tiendas vacías. O no. Lo primero es enterarse bien de lo sucedido, que no fue ningún atentado, ni ninguna carrerita motivada por la mala educación de tres niñatos borrachos, sino un sobrecalentamiento global eléctrico de unas instalaciones que provocó dos explosiones, una humareda y levantó cinco arquetas  por los aires sin que golpearan a ningún peatón.

PERDIÓ su vida para que otros la salvaran. Socorrió a los necesitados. Cumplió con su deber hasta el sacrificio personal. Era un cabo primero de la Guardia Civil, de 53 años, uno más, llamado Diego Díaz. Ayer fue honrado en Guillena, en un sepelio solemne, cargado de emociones, al que asistieron autoridades que no le conocían, junto a vecinos que sí le conocían y familiares que le han llorado. Su féretro fue paseado a hombros de guardias civiles, recubierto con una bandera de España, mientras en el aire de una mañana de marzo (fría aunque soleada) los sones de la marcha fúnebre de Chopin rompían el silencio en fragmentos. Honor y tristeza ante lo inevitable.

YA no hay televisión municipal en Sevilla, pero como si la hubiera. Fue el anterior alcalde, Juan Ignacio Zoido, quien cerró Giralda TV, que alcanzó sus días de gloria con el alcalde Monteseirín. A Zoido le pareció un derroche, se la cargó, y poco tiempo después se quedó sin ocho concejales de los 20 que tenía. Un alcalde sin televisión pierde mucho poderío. Zoido se ha tomado la revancha como ministro televisivo. Será por eso que a Espadas le ha dado por llenar Sevilla de cámaras de televisión. Dice que son para el tráfico, pero no se le escapará un detalle. ¿Y las que grabarán la Semana Santa? Menudo desperdicio, tener todo lo que pasa y que no lo veamos.

UNA vez que ha terminado el Pregón de José Ignacio del Rey, ¿qué pasa? Pues que todo el mundo se dedica a hablar del tiempo. Esta es la semana de la meteorología. Capillitas y no capillitas rivalizan a ver quién sabe más. Todos se sienten como discípulos de José Antonio Maldonado y están pronosticando lo que ocurrirá hasta el Domingo de Resurrección. La Aemet, aparte del intento fallido de los 50 euros por informar a las cofradías, tiene una web en la que informa a una semana vista. Y la consultamos todos, pero algunos creen que sólo la han descubierto ellos. Y así van informando a los demás. Esta semana no se hablará de otra cosa.