TODO el mundo se indignó con el partido de Granada. Pero hubiera bastado que el Cádiz no encajara el gol fatídico del alargue ante el Tenerife para haber quedado sexto y disputar la eliminatoria frente al Zaragoza. El Numancia no se hubiera clasificado, así es el fútbol. Por un desajuste (impropio del cerverismo) se desperdició la temporada. Aunque era muy difícil que ascendiera en las eliminatorias, teniendo en cuenta el estado físico y psíquico en el que han terminado. Ciñéndonos a lo estrictamente deportivo (es decir, sin entrar en las divergencias de Vizcaíno y Pina), con lo que se ha sabido esta semana ya se explican algunos detalles y algunas actitudes.

Era una utopía ascender con varios futbolistas titulares no cuentan para la próxima temporada. Al final de la primera vuelta, estaban en ascenso el Huesca con 40 puntos y el Cádiz con 39. En zona de play off quedaron Numancia, Oviedo, Rayo Vallecano y Granada. En la segunda vuelta, el Cádiz sólo ha conseguido 25 puntos, que apenas darían para salvarse por los pelos. Se ha desinflado como un globo pinchado. Por tres causas: 1. Pésimos fichajes de invierno; 2. Pésima forma física. 3. La larga lesión de José Mari.

La baja de José Mari ha sido fundamental para que el Cádiz se hundiera. Era el principal intérprete del cerverismo en esta plantilla. Porque cortaba los balones y los servía en bandeja para los contragolpes. No había nadie de sus características, diferentes a las de Eugeni y Fausto, fichados en invierno. Los fichajes de enero dejaron en mal lugar a Juan Carlos Cordero, como ha asumido él mismo. Especialmente nefasto fue traer a Jona como figura, cuando hacía falta un ariete resolutivo. Se ha ido sin marcar un gol. Para eso se hubiera quedado Rubén Cruz, que jugando en punta ha sido resolutivo con el Cartagena, aunque en Segunda B. Para un ariete clásico jugar al cerverismo es  duro. Por eso no le gustaba ni Ortuño.

El mejor jugador de la temporada, con diferencia, ha sido Alvarito. Por eso no entiendo que le hayan dado varios premios del mejor a Salvi. Sin Alvarito, el Cádiz hubiera podido descender a Segunda B. Ha sido el máximo goleador (lo que dice mucho de los arietes) y tenía a dos o tres rivales entretenidos en todos los partidos. Para nada. Porque el Cádiz, excepto que marcara él, sólo podía hacerlo a balón parado o en un disparo lejano por casualidad.

Álvaro Cervera ha reconocido que sólo sabe jugar de una manera. Decía: “El Cádiz gana cuando hace lo que sabe”. Al ser monotemático, le sirven para poco los futbolistas alegres, que tanto gustan por estas tierras de artistas. Necesita criaturas que corran sin desmayo. Aguantar eso durante 42 partidos es casi imposible. Por eso, necesita una plantilla compensada, para hacer rotaciones, y no quemar a futbolistas tipo Perea. Y debió dar cariño a jugadores del filial como Manu Vallejo o Sergio.

Todos los nombres que han sonado para irse están bien, aunque echo en falta algunos más. Y una advertencia: la próxima temporada será más difícil. Recordemos que han descendido el Deportivo de La Coruña, Las Palmas y Málaga. Se ha perdido una oportunidad de oro para ascender.

José Joaquín León