COINCIDIENDO con la fiesta de Santa Teresa de Jesús, el consejero de Presidencia y otras cuestiones de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz Cabello, fue nombrado consejero de Sanidad. El día elegido hace honor a lo que nos enseñó la santa de Ávila: “Nada te turbe, nada te espante”. Para ese cargo hacía falta un kamikaze. Antonio Sanz ya tenía las Emergencias. Mira cómo no le han podido criticar por la gestión de los incendios del verano. Llegó al pie de las llamas al rato de que los pirómanos encendieran el fuego de Tarifa. Así es Antonio: si hay que estar al pie del cañón, prepararse para el cañonazo. En el PP ha sido casi todo, pero le faltaba ser consejero de Sanidad, que a veces es el paso previo al Ministerio de Hacienda.
POR razones más políticas que culturales, en los últimos tiempos se ha puesto de moda inaugurar espacios expositivos. En algunos casos, ha permitido (o permitirá) la salvación de edificios emblemáticos que fueron concebidos con otros fines. En Sevilla, por citar casos obvios, ni las Atarazanas, ni la Fábrica de Artillería, ni San Hermenegildo fueron edificados para ser centros culturales. Aunque peor sería muerto que sencillo. En Andalucía tenemos el buen ejemplo de Málaga, una ciudad de inferior rango cultural y artístico que Sevilla, Granada y Córdoba, pero que con el alcalde Francisco de la Torre ha apostado por Picasso y por la cultura.
YA se considera un éxito el tranvibús de Sevilla Este, por la buena acogida que ha recibido. Es el primer intento serio para mejorar la conexión de los barrios que crecieron en el entorno del Polígono Aeropuerto con el centro de la ciudad. Sevilla Este fue el gran proyecto de expansión urbana en los últimos años del siglo pasado. No era un gueto, ni un polígono de los considerados barrios pobres, sino un espacio de ensanche para las clases medias. Ha padecido la cruz del transporte público. Hasta llegar al tranvibús, que acorta los tiempos. Sin embargo, Sevilla Este necesita una línea de Metro, para afianzarse como lo que debe ser en una gran ciudad.
TODAVÍA quedan trianeros y trianeras viviendo en Triana. Son menos que hace medio siglo, aunque no han sido declarados vecinos en riesgo de extinción. En estos días de octubre, cuando el verano todavía asoma la patita por debajo de la puerta del otoño y se despoja de los últimos calores, la Esperanza de Triana ha salido en peregrinación. Ha recorrido el camino de aquellos que se fueron de Triana, que salieron de los corrales de vecinos para irse a pisos nuevos en los polígonos, quizá menos hacinados, pero donde perdían las raíces, donde nacería la añoranza. Vecinos que en los días señalaítos volvían a su Triana. Y que se ponían en la madrugada del Viernes Santo al lado de su Esperanza, para verla disipando oscuridades de la noche, y con el brillo de la luz en sus ojos tras el amanecer, cuando regresaba a Triana, cruzando el puente, sobre el río verde de la esperanza.
HA causado gran tranquilidad que haya terminado el plazo para presentar candidaturas a rector o rectora de la Universidad de Sevilla. Pues, si hubiera seguido un trimestre más, no sé a dónde hubieran ido a parar. Siete candidatos para unas elecciones en Sevilla es una maravilla. En ninguna hermandad se ha llegado a tanto. En La Macarena, que alcanzó 4.071 nazarenos en el conteo (y un total de 4.224 personas en el cortejo), hay tres candidatos a hermano mayor, y en general se piensa que son muchos. Para las elecciones del Consejo de Hermandades el récord histórico de candidatos a presidente está en tres. Sin ir más lejos, a las elecciones de Los Estudiantes, que tiene su sede en dicha Universidad, se presentaron dos.