LA prevención de la catástrofe de Valencia fue lamentable y contribuyó a agravar sus consecuencias. Pero la gestión posterior ha sido bochornosa, indignó a la gente, y ha demostrado la incapacidad del Gobierno de España y de la Generalitat valenciana para organizar el salvamento y la reconstrucción. No es un problema de ideologías, de derechas ni de izquierdas, sino de incompetencia. Al día siguiente de las inundaciones, aparecieron Pedro Sánchez y Carlos Mazón hablando de unidad, y de trabajar juntos en beneficio de los ciudadanos. A partir de ahí, ya se sabía lo que pasaría: justo lo contrario de lo que decían.

LOS relatos del PP son pésimos. Los relatos del PSOE son mejores. Por eso, Pedro Sánchez es presidente del Gobierno, aunque consiguió menos votos que el PP en las elecciones generales. Después le hizo unas promesas a Junts y ERC, de las que no ha cumplido ninguna. ¿Dónde está Puigdemont? Sigue siendo un prófugo. ¿Dónde está su amnistía? Por ahí anda. ¿Y el concierto con Cataluña? Todavía está afinando la orquesta. ¿Y las inundaciones de Valencia? Seis días después de que “la ultraderecha infiltrada” le lanzara un palo a Pedro Sánchez y fango al rey Felipe y a la reina Letizia, organizaron una manifestación a la que asistieron 130.000 valencianos para gritar que el culpable es Carlos Mazón, al que el PP se empeña absurdamente en justificar.

ES curioso como se ha recibido el resultado de las elecciones de EEUU. Parece que viene el fin del mundo para Andalucía, España y la Humanidad. No se entiende que los americanos votan pensando en EEUU, y no en el resto del mundo, y que por eso ha pasado lo que ya sabemos. Justo lo que no decían las encuestas, que han quedado en ridículo. En Moncloa habían contado otra vez el mismo cuento de “que viene la ultraderecha”. Como si Kamala Harris fuera a ganar por eso. Ha perdido porque Biden ha sido un pésimo presidente y ella una pésima vicepresidenta. Las elecciones se pierden por el bolsillo, cuando vives peor. Y eso es lo que pasado. Por eso, ha ganado Trump.

LA catástrofe de la Comunidad Valenciana ha sido gestionada en los primeros días como si estuviéramos en el Tercer Mundo. Las administraciones están pidiendo unidad, y por supuesto es el momento de buscar soluciones y ayudar. Sin embargo, no se puede ocultar que han fallado estrepitosamente. Si se mira hacia otro lado, la próxima vez ocurrirá lo mismo, o parecido. Hay que corregir muchos errores graves. Esta catástrofe, con tantas víctimas, ha sido más propia de Eritrea o Somalia que de un país europeo. Para que suceda una desgracia de tal magnitud, en la provincia de Valencia, deben encadenarse varios errores graves que han aumentado el número de víctimas.

SUMAR se ha convertido en Restar. El proyecto liderado por Yolanda Díaz va camino del cementerio. Y no sólo por el liderazgo devaluado de Yolanda, que ha demostrado con creces que era un bluf. Esta semana el CIS de Tezanos los ha dejado en ridículo. Y, para colmo, ha estallado el caso del presunto acoso sexual de Íñigo Errejón. El episodio con la actriz que le ha denunciado ocurrió hace tres años, y sorprende que haya permanecido tapado tanto tiempo, y que ahora aparezcan víctimas hasta debajo de las piedras. Casualmente, salió a la luz el día después de que Errejón pactó con el PP para dos votaciones en el Congreso de los Diputados.