HEMOS leído en la prensa (en la de papel, por supuesto) que Pedro Sánchez ha presentado un plan de regeneración democrática. Supongo que es una errata, como aquellas de La cárcel de papel, que publicaban en La Codorniz, un semanario humorístico que la generación Z no ha conocido. Y que esto ha sido como aquello del coño de Doña Ana, en vez del coto de Doñana. Porque lo que, en realidad, está gestando Pedro Sánchez es un plan de degeneración democrática. Hasta en el nombre se le ve el plumero. Pues sólo se puede regenerar lo que se ha degenerado antes. Y buscar degenerados no es propio de las democracias europeas, sino de dictaduras fascistas y comunistas. Pedro se regenera con el ejemplo de Begoña.

LOS futbolistas españoles de moda son Lamine Yamal y Nico Williams. Un catalán y un navarro. Por su aspecto nadie lo diría. Pero lo son por nacimiento y por elección. Ambos tienen padres de origen extranjero y eso también merece una reflexión. Porque los extranjeros que vienen no sólo se dedican a robar y a violar mujeres, como dice la ultraderechita de Santiago, sino que a veces se asientan en el territorio y les nacen hijos que nos pueden ayudar a ser campeones de Europa. El problema, pues, no está en venir de otro país, sino en adaptarse. Por eso, la xenofobia es una estupidez, y ya fue denunciada por Cristo, que predicó la salvación no sólo al pueblo elegido, sino a todos y todas.

CINCO países permitieron que sus jóvenes votasen en las elecciones europeas desde los 16 años. Son Alemania, Austria, Bélgica, Malta y Grecia. Siendo España uno de los países más progres del mundo para que aborte la juventud precoz, pareció raro que no se sumara a esa lista. Pero se entiende mejor por lo que podía pasar; ya que la mayoría de los jóvenes entre 16 y 18 años votaron a partidos de ultraderecha, según diversos estudios. Incluso a Alternativa por Alemania, que es el más neonazi. Se suponía que los jóvenes son idealistas, progresistas, merecen un cheque cultural y votan a la izquierda, incluso a la más extrema. ¿Qué ha pasado? ¿Es facha la generación Z?

HA sido simbólico que el PP y el PSOE hayan firmado el acuerdo para el Consejo General del Poder Judicial en Bruselas. No es casualidad. En Bruselas han obligado a pactar a Alberto Núñez Feijóo y a Pedro Sánchez. De mala gana, a palos, y tapándose la nariz. Con Félix Bolaños y Esteban González Pons poniendo caritas de circunstancias al darse la mano. Ese pacto es europeo. Forma parte del acuerdo entre el PP europeo y los socialistas europeos, que mantendrá en la presidencia europea a Ursula Von der Leyen y recuperará al dimitido socialista portugués Antonio Costa al frente del Consejo Europeo. Porque el PP y el PSOE hacen en Europa lo contrario que en España. Son socios, aunque parezca increíble.

ALGUNOS pensarán que comparar a Salvador Illa con Inés Arrimadas es como emparejar a la bestia con la bella, pero no me refiero a lo físico, sino a lo químico. Todo puede saltar por los aires cuando un experimento fracasa. En diciembre de 2017, Inés Arrimadas consiguió 37 escaños para Ciudadanos, que fue el partido más votado en las elecciones de Cataluña, las primeras después de las medidas del artículo 155, y con Puigdemont fugado. Sin embargo, la presidencia de de la Generalitat fue para Quim Torra, de JxCat. En las siguientes, en 2021, Ciudadanos perdió 30 escaños. Hoy es un partido extraparlamentario.