EN Semana Santa se mira más al cielo. También en otros momentos nos damos cuenta de que el cielo no es un telón de fondo, y que ocurren cosas por ahí. De vez en cuando hay un eclipse total o parcial. En agosto, la gente mira las lágrimas de San Lorenzo, con la lluvia de estrellas. Pero es en Semana Santa cuando más se mira al cielo, y no sólo para ver si llueve. Incluso cuando no hay riesgo de mal tiempo se mira hacia arriba. Allí está el lugar del que vienen los milagros, y donde ocurre lo que no veremos, pero creemos que existe. Y así todas las esperanzas se trasladan al cielo.

LA gente le tiene miedo a la palabra rearme, pero depende del uso y las costumbres. Si el uso es un rearme para cargarse unos a otros, evidentemente es negativo. Por el contrario, necesitamos un rearme moral, que sería muy positivo y saludable para todo el mundo en general. Necesitamos un rearme ideológico y de creencias. De modo que se trabaje para construir una sociedad diferente, basada en el amor al prójimo y no en el odio al prójimo. Un rearme basado en cumplir las bienaventuranzas y no en el egoísmo de acumular el poder para aplastar a los más débiles.

VIVIMOS en un tiempo demasiado condicionado por el populismo de extrema izquierda y de extrema derecha. En el siglo XX, los movimientos de extrema izquierda llevaron al comunismo, y a la toma del poder mediante revoluciones. En el siglo XX, los movimientos de extrema derecha llevaron al fascismo y el nazismo, y a la toma del poder mediante sublevaciones. La extrema izquierda y la extrema derecha nunca han sido democráticas, sino que aspiran a conquistar el poder para imponer sus totalitarismos a la sociedad. Y, en ocasiones, lo intentaron por las malas, mediante golpes de estado. A veces disfrazados de revoluciones o alzamientos.

LAS tempestades han afectado a las carreteras andaluzas, incluso se cortó al tráfico la autopista AP-4 entre Sevilla y Cádiz. Ha llovido mucho, pero influye que están peor que en los tiempos de Aznar y Chaves. Y no me refiero sólo a las vías secundarias (algunas de las cuales son como senderos para cabras), sino a las autopistas y autovías. Hay plataformas para protestar por la sanidad pública, la educación pública o la vivienda pública, pero parece que las obras públicas interesan menos. Antes se consideraba un factor esencial para el desarrollo de las regiones, las ciudades y los pueblos.

ESTAMOS llegando a un nivel de miseria moral en la política española que debería llevar a la reflexión. No se debe utilizar a los muertos para conseguir los votos de los vivos. Y hasta ahí hemos llegado. Se está viendo con la catástrofe de Valencia, y también con la pandemia del Covid al cumplirse los cinco años. Al parecer, como en la aplicación sesgada de la memoria histórica los crímenes son sólo de un lado, ya han tomado carrerilla, y señalan muertos de la derecha por todas partes, incluso en los casos donde la responsabilidad política fue sólo una parte del problema.