HA sido muy criticada la ausencia de representación española en la reapertura de la catedral de Notre Dame, en París, tras las obras de restauración. Al acto asistieron representaciones de unos 40 países, entre ellos el nuevo presidente de los EEUU, Donald Trump, y el de Ucrania, Volodimir Zelenski, que todavía tiene una guerra en su territorio. Sorprendió que no acudiera nadie de España, un país vecino de Francia, para un acto que supone no sólo la apertura de un grandioso monumento, restaurado a base de colaboración público-privada, tras el incendio que sufrió. También supone la reapertura para el culto católico de una catedral histórica en el corazón de Francia.
HOY es la fiesta de la Inmaculada, la patrona de España. El festivo laboral se ha trasladado a mañana en Andalucía, para que no lo pierdan las trabajadoras y los trabajadores. Tampoco se debería perder la memoria de este día, que es una de las glorias religiosas de España y de Andalucía en particular. La defensa que hizo el pueblo de la Inmaculada Concepción de la Virgen fue ejemplar, hasta que el Papa Pío IX proclamó el dogma en 1854. En Roma, el monumento de la Inmaculada está en la plaza de España. Y por eso cuando el Gobierno de Felipe González estuvo a punto de cargarse el festivo del 8 de diciembre, hubo otro movimiento, comandado por las hermandades y cofradías, que lo evitó. Y eso es lo que se celebra hoy, cuando el invierno se asoma por la puerta del calendario, en un día que es blanco y celeste, como la Inmaculada de Murillo.
VOLVEMOS a nuestra Antología del Relato, según don Pedro, que ha sido paseado bajo palio en su congreso. Otro relato que gusta mucho, y que se difunde a tontas y a locas, es que el PP hace el ridículo en Europa, mientras que el PSOE está a la altura de las circunstancias. Lo primero es verdad, porque el PP se desubica a veces; pero lo segundo es mentira, porque el PSOE también. La diferencia está en el relato que se difunde, donde parece que Feijóo es bobo y Sánchez siempre acierta. Con el caso de Teresa Ribera lo hemos vuelto a ver. El PP se equivocó. Pero, a cambio, el PSOE ha apoyado a un vicepresidente de Meloni y un comisario de Orban. El discurso con el que asusta Sánchez se lo ha cargado él mismo, demostrando que a la hora de cobrar por los cargos lo mismo pacta con Bildu que vota a candidatos de la ultraderecha europea.
LA prevención de la catástrofe de Valencia fue lamentable y contribuyó a agravar sus consecuencias. Pero la gestión posterior ha sido bochornosa, indignó a la gente, y ha demostrado la incapacidad del Gobierno de España y de la Generalitat valenciana para organizar el salvamento y la reconstrucción. No es un problema de ideologías, de derechas ni de izquierdas, sino de incompetencia. Al día siguiente de las inundaciones, aparecieron Pedro Sánchez y Carlos Mazón hablando de unidad, y de trabajar juntos en beneficio de los ciudadanos. A partir de ahí, ya se sabía lo que pasaría: justo lo contrario de lo que decían.
LOS relatos del PP son pésimos. Los relatos del PSOE son mejores. Por eso, Pedro Sánchez es presidente del Gobierno, aunque consiguió menos votos que el PP en las elecciones generales. Después le hizo unas promesas a Junts y ERC, de las que no ha cumplido ninguna. ¿Dónde está Puigdemont? Sigue siendo un prófugo. ¿Dónde está su amnistía? Por ahí anda. ¿Y el concierto con Cataluña? Todavía está afinando la orquesta. ¿Y las inundaciones de Valencia? Seis días después de que “la ultraderecha infiltrada” le lanzara un palo a Pedro Sánchez y fango al rey Felipe y a la reina Letizia, organizaron una manifestación a la que asistieron 130.000 valencianos para gritar que el culpable es Carlos Mazón, al que el PP se empeña absurdamente en justificar.