LA Feria del Libro de Cádiz ha terminado. A la hora del balance final, se ha destacado que contó con una buena asistencia de público, más de 18.000 personas. Aunque no se alcanzó el récord de 2024, cuando asistieron más de 20.000 personas. Estamos en una racha de análisis para los eventos en Cádiz. Hemos leído y escrito que se deben revitalizar el Corpus y los Juanillos. Esto nos suena a lo que a veces se dice: mejorando lo presente. Todo es mejorable, por supuesto. Siempre valorando el esfuerzo realizado por la teniente de alcalde de Cultura, Maite González, con las múltiples actividades organizadas, que se incluyen como una parte más del proyecto Cádiz, ciudad del libro.
LAS algas asiáticas están invadiendo las costas de Cádiz y es una pena. Las algas asiáticas empezaron a crear problemas en 2015, por lo que ya han cumplido una década dando por saco en las playas gaditanas. Los sacos de algas se recolectan por toneladas. Es un gran desperdicio. Y, para colmo, según ha explicado la consejera de Medio Ambiente, Catalina García, todavía no se pueden comercializar, por unos problemas burocráticos, y hay que esperar varios meses. A ver si se espabilan en el Ministerio. Pues lo que se debe hacer es lo que dijo Pedro Sánchez: transformar la necesidad en virtud. Si los kilos de algas asiáticas se pagaran, la Caleta estaría por las mañanas como si aparecieran los duros antiguos.
SIEMPRE que algo va bien en Cádiz aparece gente que protesta. Con lo cual se les ve el plumero. Les interesa que en Cádiz las cosas vayan mal. Y si puede ser peor que mal, mejor para ellos. No vamos a entrar en las causas ideológicas de ese derrotismo, que se supone beneficia a los cantonalistas decimonónicos que aún existen. Un ejemplo, que no se limita sólo a Cádiz, es el de los cruceros. Después de la turismofobia le ha tocado el turno a la crucerofobia. El turismo supone el 14% del PIB de Andalucía, por lo que es nuestra industria más importante, incluso más que el metal, y hay que tratarla con cierto cariño. Para el turismo gaditano el crucerismo es esencial. El año pasado llegaron a Cádiz casi 700.000 turistas de cruceros, con un impacto que se estimó en unos 28 millones de euros.
ERA ya noche de Domingo de Ramos y comenzó a llover. Manolo Bernal estaba en la Campana de Sevilla, delante del palquillo de entrada a la carrera oficial de la Semana Santa, con un micrófono de Cope en las manos. Caían las primeras gotas de lluvia, cuando llegaba el paso del Señor de las Penas, de la hermandad de La Estrella, con la banda del Rosario de Cádiz tocando detrás. En ese momento, me entrevistó y me preguntó por mis impresiones, porque yo era el pregonero de la Semana Santa de Sevilla nacido en Cádiz, y él estaba retransmitiendo la Semana Santa de Sevilla para la Cope y había nacido en Cádiz, y la banda que tocaba había nacido en Cádiz, aunque ese día comenzaba su participación en la Semana Santa de Sevilla de 2025. Eran coincidencias múltiples. Parecía que el tiempo y el espacio son ilusiones, y que el mundo no se divide en las dos partes de Villalón, sino en una sola que se mira en un espejo.
EN la ciudad de Cádiz todo coincide con las temáticas más diversas. Pasó con el Corpus y el Orgullo LGTBI+. Y, por si fuera poco, al día siguiente de que se recogiera la Custodia, llegó la fiesta de los Juanillos. Dicen los enemigos de Cádiz que en esta ciudad siempre hay una juerga o una huelga. No entienden que las actividades tienen sus momentos, sus calendarios y sus circunstancias. El problema de los Juanillos no ha sido convivir con una huelga, sino su decadencia. Han perdido su gracejo espontáneo, y se parecen cada año más a los Tosantos, aunque sin puestos en la Plaza. Los Juanillos están puestos en pocas plazas de los barrios.