EL sanchismo se mantiene en el poder gracias a que ha buscado la división y el enfrentamiento entre los españoles. Los ciudadanos de este país son divididos entre progresistas y reaccionarios (o fascistas), desde una falsa superioridad moral, que señala a los progresistas como los buenos y a los reaccionarios como los malos. Ese enfrentamiento se va moviendo a conveniencia, y afecta a grupos sociales y territoriales. Está demostrado que Feijóo no pudo formar Gobierno en 2023 por el mal resultado con las mujeres, los jóvenes y Cataluña. Esos fueron los puntos más débiles del PP, y lo saben Pedro Sánchez y su batallón de sanchistas y progresistas sumados. Por eso, cuando no hay un problema que les beneficie, lo inventan.

Es el caso de la propuesta para blindar el aborto en la Constitución. Se trata de otra trampa para dividir a la gente entre progresistas y reaccionarios. Con la expectativa de que si la Conferencia Episcopal entra al trapo, se podrá añadir una ración de anticlericalismo, que tanto le gusta a cierta izquierda española desde el siglo XIX. Curiosamente, pocos días después de conocerse el fallo en las pulseras para los casos de violencia de género, que podía dañar el voto feminista del PSOE, ha planteado el blindaje constitucional del aborto.

La ética del aborto originó polémicas, pero ahora no estaba en el debate. El aborto ya está blindado en las leyes vigentes, y garantizado por el Tribunal Constitucional. Por otra parte, para cambiar la Constitución, es necesario el apoyo de tres quintas partes de los parlamentarios, por lo que el PSOE y Sumar no la pueden modificar sin el apoyo del PP. Como no lo van a tener (y lo saben), no se aprobará. Es una pérdida de tiempo. Y se presenta sólo para decir que el PP se opone al aborto. Lo que también es falso, porque el PP lo asumió, no sin una gran discusión interna.

El aborto siega una vida, es doloroso. En muchos casos, origina traumas a las mujeres, aunque en otros no, depende de cada una. En España se practicaron 106.172 abortos en 2024, con un aumento del 3%. Con los métodos anticonceptivos que existen (y que están al alcance de todos y todas) es un fracaso social. Y no hace falta propagar el aborto como algo deseable, porque no lo es. Por razones éticas y de salud. Lo que se debería potenciar es la natalidad. Tenemos el segundo índice más bajo de Europa.

Estamos ante otra trampa sanchista, teledirigida para dividir y enfrentar.

José Joaquín León