ESTE año, al llegar el 12 de octubre, se ha criticado menos el supuesto genocidio que cometieron los españoles en América. Eran otros siglos, y ya no se sabe si las masacres de ahora son más crueles. Al margen de la historia, nos ha quedado la Hispanidad real. Y el mestizaje de América, donde al parecer unos fueron a hacer la guerra y otros el amor, que es lo que ha quedado. La Hispanidad adquirió una leyenda negra apoyada por españoles, no por los que conquistaron América en los siglos del oro, sino los que manipularon y siguen inventando una memoria histórica en la que ya parece que la Hispanidad era franquista.
La Hispanidad ha dejado frutos en América, y de rebote en Europa. Ha dejado una religión católica que sigue siendo la mayoritaria en América del Sur, a pesar de que ha crecido el protestantismo. Hoy en día la reserva espiritual de Occidente está en Andalucía y en América; es decir, en los territorios de la religiosidad popular, que es donde hay más procesiones y romerías. Pero, a nivel social, lo más importante que ha dejado la Hispanidad es la lengua española o castellana, que atesora un potencial extraordinario. Es una lengua que une lo que desunen los políticos.
Por más idiomas indígenas que se hablen en España y en América (y está bien que se mantengan y cuiden, porque son frutos de unas culturas) la española es una lengua muy contemporánea, que está alcanzando su momento de mayor vitalidad en el siglo XXI. El inglés y el español son los idiomas más universales en los tiempos de internet. A pesar de los políticos que intentan imponer el catalán y el euskera (el gallego se propaga solo) desde los despachos, el español tiene mucha fuerza. Y la gente habla lo que quiere hablar.
El español también une a través de la música hispana. Shakira o Karol G. Y así llegamos al otro pilar de la Hispanidad real, que son los hispanos. Un español en España parece que es un fascista. Pero un hispano en América es progresista. Y en Nueva York es un votante del Partido Demócrata y enemigo de Donald Trump. A JF Kennedy, que era del PD, lo votaban los católicos y los judíos, pero eso se recuerda menos. Los hispanos, por el contrario, están bien vistos incluso por la derecha, que los prefiere a los magrebíes. Quizás porque se olvidan del Sahara español y Guinea, Ifni y Fernando Poo. O por la memoria histórica del Rif y las guerras de África.
Ya nadie habla de la Madre Patria. Los políticos tienen una gran confusión con la Hispanidad. El 12 de octubre celebran una fiesta y no se sabe para qué.
José Joaquín León