COINCIDIENDO con la fiesta de Santa Teresa de Jesús, el consejero de Presidencia y otras cuestiones de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz Cabello, fue nombrado consejero de Sanidad. El día elegido hace honor a lo que nos enseñó la santa de Ávila: “Nada te turbe, nada te espante”. Para ese cargo hacía falta un kamikaze. Antonio Sanz ya tenía las Emergencias. Mira cómo no le han podido criticar por la gestión de los incendios del verano. Llegó al pie de las llamas al rato de que los pirómanos encendieran el fuego de Tarifa. Así es Antonio: si hay que estar al pie del cañón, prepararse para el cañonazo. En el PP ha sido casi todo, pero le faltaba ser consejero de Sanidad, que a veces es el paso previo al Ministerio de Hacienda.
Encontrar a un consejero o consejera de Sanidad, en las actuales circunstancias, parecía imposible. Por muy bien que lo haga, lo van a criticar, porque hay enfermos por medio y lo que quieren es estar sanos ya. De modo que, para que la sanidad funcione al gusto de todos, no se necesita un consejero, sino un santo milagroso. Y para que funcione lo menos mal posible, hace falta alguien que no ponga la cara de difunto político desde la toma de posesión, como las dos consejeras anteriores.
Organizar la Consejería de Sanidad (antes Salud) debe ser muy difícil. Pero si hay alguien en la Junta de Andalucía capaz de jugarse el tipo en ese intento es Antonio Sanz. Al final, cuando lleguen las elecciones, no se va a cortar la coleta como Morante de la Puebla, porque Antonio está en la política desde su más tierna mocedad, cuando se dio a conocer como un chaval de Jerez, que hizo carrera en Cádiz, y que se convirtió pronto en el discípulo de confianza de Javier Arenas. Ahora Juanma Moreno, al otorgarle el marronazo de la sanidad, con todos los avíos, lo ha proclamado como el Superman de la Junta.
Durante algunos años le reprocharon que no terminaba la carrera de Derecho, hasta que se licenció. Ahora le criticarán que no ha terminado la carrera de Medicina. También le adjudicaron los incendios y no había sido bombero, pero apaga fuegos. Reconocidos médicos y médicas han patinado en esa consejería. Y de salud, como de fútbol, todo el mundo cree que sabe mucho.
Ánimo, Antonio, que esta faena envenenada no es para que te cortes la coleta, es de puerta grande o enfermería.
José Joaquín León