EL Cádiz sumó un punto ante el Mallorca con un final de partido heroico. Acabaron con nueve jugadores por las expulsiones de Jairo en el primer tiempo (nada más marcar el Mallorca) y de Marcos Mauro en el segundo (nada más marcar el Cádiz). Fue un partido de juego grosero, de brusquedades innecesarias y de niñaterío impropio de profesionales. En ese escenario chungo, el Cádiz llevó las de perder y cayó en la trampa. El Mallorca, que hizo un buen primer tiempo, fue contenido cuando el Cádiz estaba en inferioridad y sin laterales. El árbitro Arcediano, en ese río revuelto, jugó a pitar lo difícil y olvidarse de lo evidente.

Había empezado el Cádiz con Salvi otra vez en el once titular, y con Álex replegado para suplir la ausencia de José Mari, acompañando a Garrido en el doble pivote. El entrenador volvía a su esquema clásico de los dos extremos. Pero ni Salvi ni Jairo entraban por las bandas. Lekic seguía en esa racha de sequía que le acompaña en los últimos partidos. Manu Vallejo se tiró una vez en el área y, a partir de ahí, estuvo descentrado. En los últimos partidos acusa un bajón.

En esa jugada en la que se tiró Manu hubo un penalti por una mano anterior, que Arcediano se tragó. El Mallorca, según pasaban los minutos, era superior en el centro del campo, controlaba y marcaba el ritmo del partido. Lago Junior era una pesadilla para Rober Correa, que se arriesgó a la expulsión en un manotazo. Para colmo, en la jugada del gol mallorquín dejó solo al extremo, que entró a placer para que Stoichkov marcara.

Se cumplió así la maldición de la provincia. Si René lo paró todo en Almería (hasta un penalti), ahora Stoichkov, que jugaba en la Balona y no le interesó al Cádiz, marcaba un gol que olía a derrota. Más aún cuando Jairo cometió una estupidez impropia de un profesional y le arreó una bofetada a su marcador delante del árbitro.

En el descanso, con buen criterio esta vez, Álvaro Cervera dejó fuera a Rober Correa, que además de columpiarse en el gol era firmísimo candidato a ser expulsado. Entró Aketxe y pasó Salvi al lateral derecho. Después entraría Perea por Brian y pasó Aketxe al lateral izquierdo. Jugando sin laterales, el Cádiz empezó a achuchar. El Mallorca se agazapó y se confió.

No creó peligro el Cádiz, a pesar de dominar, ni siquiera con la entrada de Dani Romera por el inoperante Lekic. Pero no se le puede negar a los 10 futbolistas amarillos que estaban poniendo corazón y entrega en grandes dosis. Así llegó el gol de Garrido, en un saque de esquina botado por Aketxe, y con salida cantarina del portero Reina, que protestó el gol al árbitro cuando el culpable era él.

Parecía que en Carranza se podía vivir una remontada heroica. Pero era noche de tonterías y de árbitro que tarjeteaba a capricho. Así que una entrada de Marcos Mauro, en la que fue a por el balón y por el rival, en zona sin peligro, dejó al Cádiz con nueve. A partir de ahí, lo heroico consistía en resistir. De los cuatro defensas que habían empezado, sólo quedó Kecojevic. Pero sin defensas, y con dos menos, resistió estupendamente el Cádiz. No hubo ni una jugada de peligro. Terminado el partido, el mayor peligro es que se equivoquen con los fichajes.

José Joaquín León