AL valorar la temporada 2018-2019 queda una sensación triste. Es lo que sucede cuando no hay un final feliz. El Cádiz, en los tres últimos años, comenzó en busca de la salvación. El Cádiz, en los tres últimos años, terminó con la sensación de que pudo ascender a Primera División y no lo consiguió. En 2017, cuando era un recién llegado de la Segunda B, y cuando terminó la temporada como quinto clasificado, la sensación era positiva, porque superaron lo esperado y  pelearon por subir hasta la penúltima oportunidad. Pero la sensación de las dos últimas temporadas no es igual. En 2018, el Cádiz estaba virtualmente clasificado, y lo perdió por un gol en el minuto 92 del Cádiz-Tenerife en Carranza, y por el mal partido en Granada de la última jornada. Este año ha sido todavía peor.

El Deportivo de La Coruña ha estado cerca de ascender, aunque al final lo ha conseguido el Mallorca. En condiciones normales, el Deportivo no hubiera disputado las eliminatorias de ascenso. El Cádiz tenía todo a favor para conseguir la sexta plaza y unirse a Málaga, Albacete y Mallorca en la lucha por ascender. Tras el empate en Granada, le bastaba con ganar en Carranza al Extremadura, que ya estaba salvado, y en la última jornada vencer en Gijón a un rival que tampoco se jugaba nada.

La disputa de esas dos jornadas fue un ejemplo de cómo no se puede competir para buscar ese objetivo.  Y, además, se añadió la desgracia de la muerte de Reyes, que perjudicó al Cádiz. En condiciones normales, ese partido hubiera sido distinto. Se complicó con la ausencia de Machís, que  ha demostrado su alto nivel en la Copa América. Su baja se sumó a la de Manu Vallejo, que ha sido de cachondeo, pues era suplente de la selección sub 21. Manu no jugó en los dos primeros partidos, y en el tercero le dieron los tres minutitos finales, cuando España ganaba por 5-0. Se privó al Cádiz de un futbolista que era prescindible para la selección, mientras el madridista Marcos Asensio no ha disputado el Europeo para tener más días de vacaciones, y el seleccionador De la Fuente se lo consintió.

Sin Machís y sin Manu afrontaron los dos partidos decisivos de la temporada. Sus compañeros los disputaron sin la casta y el coraje que se debe exigir, aún más en las grandes ocasiones. Con lo cual se avala la teoría de que había algunos que no querían ascender. Puede que sea falso, pero las apariencias no demostraron lo contrario. Tampoco el entrenador supo motivarlos. Y van dos seguidas.

Las dudas que han quedado sobre el rendimiento final del Cádiz serán un peso añadido para la próxima temporada. Hay que reforzar todas las líneas: la portería, la defensa, el centro del campo y la delantera. Algunas decisiones pueden ser dolorosas, ya que deberían prescindir de varios futbolistas con contratos en vigor.

En Segunda, es difícil estar arriba dos años seguidos. La temporada anterior disputaron el play-off, además del Valladolid que ascendió, tres equipos que este año han completado una temporada mediocre: Zaragoza, Sporting de Gijón y Numancia. Es una categoría igualada, en la que resulta imprescindible acertar en los fichajes y tener una plantilla que responda.

José Joaquín León